martes, diciembre 3, 2024
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Negligencia hospitalaria nos dejó un vacío irrecuparable

Sra. Directora
Cadena Nueve
Nos dirigimos a Ud. a los fines de hacerles conocer una triste historia real que vivimos en familia para que se reflexione sobre ello y se tomen los recaudo ante futuros pacientes:
El día cuatro de abril de 2013, perdí al compañero de mi vida. Hacía 39 años que estábamos juntos. El día 10 de marzo se internó en la clínica “La Pequeña Familia” de Junín. El día 11 de marzo a la 7 de la mañana entró a cirugía para una operación de corazón, en la que le hicieron dos vaipas, cambio de válvula terminando la cirugía a las 16 hs. De esa operación salió muy bien. Entró en terapia el día 11 de marzo. El día 14 le dije que se quedara tranquilo que el doctor me había dicho que al día siguiente lo pasaban a una habitación de sala.
Al día siguiente, el día 15 de marzo cuando recibo el informe médico me dicen que lo habían entubado y colocado en coma farmacológico. No entendía nada, así estuvo 10 días.
En terapia contrajo neumonía, medicado por este mal, por la infectóloca García Rubio, quien lo sacó adelante. Posteriormente, a este cuadro, mi esposo Osvaldo, seguía con fiebre. Los médicos me decían que había contraído un virus, lo cual era lógico, ya que a terapia ingresaba gente, (familiares, y otras personas), sin barbijo, sin cofia, sin ninguna protección como guantes y la indumentaria NORMAL que se necesita para ese lugar. Agregado a esto, vino el feriado largo dado por la “Sra Presidenta”, y yá en la clínica no estaba el personal que lo atendía normalmente. Todos estaban de mini vacaciones. El día 30, me informan que le iban a hacer un análisis de materia fecal y una tomografía para poder descubrir de dónde procedía la temperatura. Por la tormenta, la zona donde estaba el tomógrafo, se había inundado. es entonces que le realizan una ecografía, de la cual me dicen que algo se veía, pero no mucho ya que mi esposo a medida que pasaban los día se estaba hinchando mucho.
En tanto, todos los días le había notar a los médicos  que lo atendía, Repeto y Caldirola, que veía su abdomen muy hinchado. La respuesta siempre fue: es porque lleva muchos días en cama acostado. Además, nos llamó la atención que mi esposo estuvo entubado 20 días, cuando entiendo, por algún comentario de otro profesional que lo máximo es de 15 días.
A todo esto, me informa el doctor Repeto me señala que debía aguardar a su colega Candirola para decidir el entubado por garganta.
El día 3 de abril, a las 10 de la mañana, me llama el citado  Repeto, para informarme  que mi marido está grave. Me desesperé, no entendía nada, ya que mi esposo entró a la clínica por un problema cardiológico, y en terapia contrajo otra enfermedad tal lo señalado los profesionales  Torciglieri y  Repeto, en la misma clínica.
Esto fue lo que le sucedió a mi esposo Osvaldo, y NADIE SE DADA CUENTA. Los médicos me refería que ello sucedía por la gordura del paciente.
El día 4 de abril, me informan los médicos que llame a los familiares porque mi esposo estaba grave. Le hago la observación al médico sobre como era posible que en 24 días de estar en terapia, y sabiendo de esta posibilidad  no se dieron cuenta de cual era el problema de mi esposo. En los últimos días tenía todo su vientre morado, de la infección que iba corriendo por su cuerpo. Nunca tuve el diagnóstico.
Esto es una verdadera “VERGUENZA”. El médico trato de excusarse  pensando que uno es tonto, que no entiende pero no es así. Me informan también que le van a colocar un catéter para hacerle diálisis. Como es posible que dejen entrar a gente ajena a la zona de terapia, cuando le hacen diálisis a un paciente. Cuando entré, miré por debajo de la sábana y mi esposo no tenía nada colocado. A las 21 y 10 hs. estaba con mis dos hijos a su lado y a las 21 y 15 mi esposo Osvaldo falleció . A mi me informan de su muerte 30 minutos despúes y además que había tenido dos paros cardio-respiratorios.
Lamentablemente y para mi modo de ver las cosas, todo ocurrió por mala atención, por mala praxis. Nunca recibí una explicación en contrario.
Mi esposo Osvaldo tenía 55 años.  Una vida por delante, proyectos, sueños para compartir conmigo, con nuestros dos hijos, y le arrebataron la vida.
Nosotros queríamos velarlo en Patricios, pero no pudimos, lo tuvimos que velar en 9 de Julio. El motivo fue el siguiente. Se debió colocar zondas para extraerle el líquido acumulado en su cuerpo. En el trayecto de la clínica a la funeraria, fue tanta la cantidad de líquido que perdió, que los empleados de la misma tuvieron que lavar la camioneta. Esa situacion nos hizo pensar que  la zona no fue colocada. No obstante,  mi esposo  pudo ser velado a cajón abierto solo un par de horas.
A los doctores Repeto y Caldirola, al grupo de terapia intensiva de la clínica de la Pequeña Familia, en mi nombre y en nombre de mis hijos, les queremos señalar que por su negligencia médica y hospitalaria nos han provocado un gran vacío  por la pérdida de nuestro amado Osvaldo Hector. Que ellos y la Clínica reflexiones para otra familia no viva el cuadro que nos tocó a nosotros. Lo de “Pequeña Familia”, será porque se ocupan de su “achique” ante cada paciente que ingresa?
Atte.
María Luisa Gonzáles, viuda de Buscarón.
DNI 14582872

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