Martín Kenny, médico veterinario y empresario agropecuario con una larga trayectoria en gestión de equipos, asegura que en el manejo de personas no hay fórmulas mágicas ni recetas universales. “La gestión de personas es un proceso dinámico que nunca concluye y evoluciona en línea con los cambios sociales”, afirma desde su experiencia de una empresa miembro del CREA Valle de Conlara, en San Luis.
Una de sus experiencias más significativas ocurrió hace más de una década, cuando lideraba una empresa agropecuaria en la provincia de Buenos Aires. Allí impulsó una iniciativa innovadora: destinar un lote agrícola exclusivamente para los empleados, quienes, con los mismos recursos de la empresa, recibían como bonificación la renta generada por esa unidad. En años buenos, se repartían ganancias; en años malos, se arrastraban pérdidas simbólicas al siguiente ciclo.
“Fue una forma de mostrar que el capital más importante no es el económico, sino la capacidad de generar riqueza en conjunto”, explica Kenny. Esa práctica no sólo promovió una mayor comprensión del funcionamiento empresarial, sino que también generó un fuerte capital de confianza entre los integrantes del equipo.
El análisis económico posterior a cada campaña era clave. “Nos ayudaba a identificar los factores que incidieron en los resultados y, sobre todo, a romper prejuicios que atentan contra el compromiso”, comenta. Para Kenny, esa experiencia fue una herramienta poderosa para promover la responsabilidad compartida y la autogestión.
Según el empresario, las organizaciones que logran una ventaja competitiva son aquellas que cuentan con personas capaces de tomar decisiones autónomas, con criterio y responsabilidad. Si bien la protocolización de procesos y la definición clara de roles son fundamentales, destaca que “son las personas las que marcan la diferencia”.
La gestión basada en la confianza no se trata de evitar errores, sino de abordarlos como oportunidades de aprendizaje. “Hay que encontrar el equilibrio entre tolerarlos y evitar que se repitan por falta de consecuencias. Cuando se trabaja con honestidad, los errores no son intencionales”, subraya. En su visión, el liderazgo debe estar acompañado de coherencia, ejemplo y un compromiso real con los valores que se quieren transmitir.
Esta visión será uno de los ejes del Congreso CREA 2025, que será el 18 y 19 de septiembre donde se abordará el desafío de liderar y coordinar equipos diversos en un entorno atravesado por la tecnología, el cambio constante y la convivencia intergeneracional. En un mundo donde la transformación es permanente, la gestión de personas basada en la confianza se consolida como una herramienta estratégica para el futuro del trabajo.