El 17 de junio de 1991, el Parlamento sudafricano puso fin al régimen de “apartheid”, marcando el comienzo del desmantelamiento del sistema legal que discriminaba a la población negra mayoritaria desde 1948. Este cambio significativo fue promovido por el presidente Frederik de Klerk, quien mantuvo un diálogo con el líder político antirracista Nelson Mandela para una transición política pacífica.
El apartheid fue un sistema de segregación racial que se basaba en leyes que establecían diferencias claras entre blancos y no blancos. Algunas de estas leyes incluían la Ley de Registro de Población, que clasificaba a las personas según su raza, la Ley de Áreas Grupos, que definía las áreas de residencia para cada grupo racial, y la Ley de Educación Inferior, que limitaba la educación de los no blancos a programas de inferior calidad.
Aunque el Parlamento sudafricano puso fin al régimen de apartheid en 1991, el proceso de abolición comenzó antes. Un referéndum celebrado el 17 de marzo de 1992 mostró que los sudafricanos blancos apoyaban abrumadoramente el proceso de reforma encabezado por De Klerk y Mandela, con un 68,73% de votos a favor. Esto allanó el camino para las elecciones generales de 1994, las primeras bajo sufragio universal, en las que Nelson Mandela resultó electo presidente.
La figura de Nelson Mandela fue fundamental en la lucha contra el apartheid y se convirtió en un símbolo global de la resistencia contra la opresión. Su liderazgo y visión fueron clave para la transición pacífica hacia una Sudáfrica democrática. El legado de Mandela sigue siendo relevante hoy en día, y su compromiso con la justicia y la igualdad sigue inspirando a personas de todo el mundo.
Agencia MTR