Por estos días, mientras desde el Gobierno Nacional se promueve la participación ciudadana en el marco del proceso de adjudicación de nuevas concesiones viales, una voz se alzó con claridad y convicción durante la audiencia pública celebrada en Junín.
La intervención de María José Gentile, intendenta de Nueve de Julio, trascendió lo protocolar para transformarse en el reflejo del hartazgo y la esperanza de miles de bonaerenses que día a día transitan la Ruta Nacional 5.
Lejos del tono altisonante o la confrontación vacía, Gentile expuso con firmeza y sensatez una preocupación largamente postergada: el deterioro estructural de una ruta estratégica que ya no admite parches. Su reclamo no fue sólo técnico; fue, por sobre todo, político en el mejor sentido del término. Porque gestionar también es levantar la voz cuando las soluciones que se proponen no están a la altura de las necesidades reales.
La Nacional Ruta 5, con su calzada envejecida, sus banquinas abandonadas y un volumen de tránsito que no para de crecer, se ha convertido en una trampa mortal para conductores y transportistas. El mantenimiento, por más necesario que sea, no puede seguir siendo la única respuesta del Estado ante una infraestructura que clama por una transformación integral. Y ahí estuvo Gentile, recordando con datos y sentido común que el proyecto de “Ruta Segura” y la esperada transformación en autovía no son lujos, sino deudas.
Pero este no es un hecho aislado.
La misma actitud responsable, firme y serena se vio reflejada hace pocas semanas, cuando también participó activamente en la reunión realizada en Bragado por las obras del Río Salado, un tema central para la infraestructura hídrica y el desarrollo productivo de la región. En esa ocasión, la intendente que trabaja en términos de consultorio médico, escuchando y elaborando diagnósticos y movilizando a su gabinete dando rumbo a los nuevejulienses, volvió a mostrar que su estilo de conducción no cambia según la audiencia: es coherente, basada en la defensa del interés común y la planificación a largo plazo.
Y hay algo más que merece destacarse. En tiempos donde muchos dirigentes recurren a la estridencia o al marketing vacío, la intendenta de Nueve de Julio dio una muestra más, de como ejerce el poder: con humildad, prudencia y equilibrio. No desde la arrogancia ni el personalismo, sino desde la convicción de que representar es también escuchar y trasladar la voz de los vecinos al corazón del Estado.
El malestar que expresó Gentile no le pertenece sólo a ella. Es la manifestación de una región entera que ha sido sistemáticamente postergada. Y es también una señal del cambio de época que empieza a despuntar: uno donde se demanda que la política deje de mirar para otro lado, se arremangue y actúe con sentido de urgencia, austeridad y visión de largo plazo.
La audiencia no fue vinculante, es cierto. Pero las palabras, cuando son genuinas, tienen peso. Y el mensaje de María José Gentile dejó claro que el futuro de la Ruta 5 —como también el del sistema hídrico de nuestra región— no puede seguir construyéndose sobre promesas sin cumplir. La transformación real comienza cuando se escucha a quienes están en el territorio, gestionan con responsabilidad y se animan a marcar la diferencia.
Hay más nuevejulienses que lo ven sin expresarse en redes que los que todo lo critican.
*Director-creador del Grupo-Multimedios Cadena Nueve-Periodista-Abogado-Consultor de Medios-Autor de: ‘Delitos en la Prensa’-La Plata,1983-‘La Noticia en Imagen’, Pamplona 1991-‘Lo Mejor de Dios, Ellas’, El Remanso, 2007-