La rápida reacción y la experiencia en gestión de epidemias como el ébola compensan la carencia de medios del continente africano.
Ante esa epidemia un grupo de médicos impulsó una campaña de prevención. La cifra que se conoció fue que alcanzaron la enfermedad superó a las 30.000 personas y murieron 11.000
Ahora ante esta nueva pandemia se registran más de 4.000 casos positivos y unos 120 fallecidos. La cifra es mucho menor que Europa y otros países.
A la ausencia de una falta de sistema sanitario competente los gobiernos han apelado al cierre de fronteras con más rapidez que otras naciones y ante una mayor experiencia en gestión de emergencias sanitarias, la misma población ha decidido aislarse y protegerse evitando todo contagio.
Las gentes saben que los recursos son escasos y esperan de os gobierno lo que puedan en asistencia, sin quejas y aislados buscan sobrellevar la gran peste del masiva del Siglo XXI.
El nivel de solidaridad es lo más contagioso. Se estimulan y esperan con resignación los que les toca vivir.
Se organizan para las compras, se respetan y se estimulan señalando que “Hay que aguantar, estar tranquilos, respetar el confinamiento. Ya hemos vivido otras epidemias, esta también pasará”.
Los pueblos masivamente saben que es una guerra invisible y en lugar de salir al campo de batalla a buscar el virus mortal, se quedan en casa. Se guarecen y protegen. La queja baja las defensas, señalan y no la practican. El saludo a la distancia y la sonrisa caracteriza las postales diarias.
El brote del ebola del 2014 dejó una enseñanza que hoy la ponen en vigencia. Ante los frágiles sistemas de salud apelan con entendimiento, solidaridad y obediencia que la detección precoz o la prevención del coronavirus COVID-19 es #QuedarseEnCasa y evitar contagiar y contagiarse.
Agencia MTR