martes, abril 30, 2024
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Consideraciones sobre el Domingo de Ramos

45012-domingoderamos-4s-jpg-5233ec3d3939ee5b93b94ca27964c2dd_thumb_abCon el Domingo de Ramos se recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén. Con la celebración se pone en marcha la semana más importante en la historia de la humanidad.

El papa emérito Benedicto XVI en su obra ‘Jesús de Nazareth’ hace consideraciones trascendentes sobre este hecho histórico.

El el Antiguo Testamento señala un pasaje similar.

El Rey Salomón, hijo de David, también fue recibido con gran alegría al llegar al pueblo:

Los allegados de David hicieron montar a Salomón sobre la mula del rey… todo el pueblo gritó: ‘Viva el rey…’.  Subió después todo el pueblo detrás de él; la gente tocaba las flautas y manifestaba tan gran alegría.

Obra de Fabio Fabbi / Dominio público.

La celebración con ramos conmemora la entrada mesiánica de Cristo en Jerusalén, es de carácter alegre y popular.

En relación al ingreso de Jesús a Jerusalén montado en un burro, simbolizaba el derecho de los reyes, señala en su obra Benedicto XVI. Al hacerlo así mostraba que el poder de Jesús es de otro reino. Otra dimensión. Lo hace desde la humildad y la paz de Dios, que identifica al único poder que puede redimir.

Dominio público.
El pueblo gritaba HOSANNA.
Originalmente se trataba de una palabra de súplica urgente, que significa algo así como: ¡Ven en nuestra ayuda! Los sacerdotes la repetían en un tono monótono en el séptimo día de la Fiesta de los Tabernáculos, durante la procesión de siete veces alrededor del altar del sacrificio, como una oración urgente para la lluvia.

Pero como la Fiesta de los Tabernáculos cambió gradualmente de una fiesta de petición a una de elogio, así también el grito de ayuda se volvió cada vez más en un grito de júbilo.

En la época de Jesús, la palabra también había adquirido connotaciones mesiánicas. En la aclamación Hosanna, nos encontramos con una expresión de las complejas emociones de los peregrinos que acompañan a Jesús y a sus discípulos: alegría y alabanza a Dios en el momento de la entrada procesional, esperanza de que había llegado la hora del Mesías, y al mismo tiempo una oración para que el reino de David, y por lo tanto la realeza de Dios sobre Israel, fuera restablecida.

Dominio público.

Muchos piensan que las personas que recibieron con palmas a Jesús en su entrada triunfal a Jerusalén eran las mismas persona que gritaron “crucifíquenlo” durante su juicio. Sin embargo, eso es solo un mito y Benedicto XVI lo explica así:

Los tres evangelios sinópticos, así como San Juan, dejan muy claro que la escena de homenaje mesiánico de Jesús se produjo en su entrada en la ciudad y que los participantes no eran los habitantes de Jerusalén, sino las multitudes que acompañaron a Jesús y entraron en la Ciudad Santa con él.

Este punto se ve con mayor claridad en el relato de Mateo del pasaje inmediatamente después del Hosanna a Jesús, Hijo de David: “Cuando entró en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es este? Y la multitud decía: Este es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea”.

La gente había oído hablar del profeta de Nazaret, pero él no parece tener ninguna importancia para Jerusalén, y la gente no lo conocía.

La multitud que rindió homenaje a Jesús en la puerta de entrada a la ciudad no era la misma multitud que luego exigió su crucifixión.

La Bendición de Ramos en la Catedral nuevejuliense, esta mañana de Domingo, encierra este significado que se suma a la reflexión del obispo. Monseñor Ariel Torrado Mosconi enseñó recientemente que “La cruz de cada persona es fuente de salvación si se lleva con fe y unido a Jesús”.(http://www.cadenanueve.com/2017/04/07/la-cruz-de-cada-persona-es-fuente-de-salvacion-si-se-lleva-con-fe-y-unido-a-jesus/).

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