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Desde Lincoln a Mozambique: el padre Guillermo Gómez, una misión de fe, educación y esperanza

En una de las regiones más pobres del norte de ese país africano, el sacerdote de Trenque Lauquen lleva adelante una tarea pastoral y social que transforma vidas: construye escuelas, impulsa alfabetización, promueve la alimentación infantil con donaciones de un dólar y comparte la vida con quienes más necesitan. Una historia de entrega que une dos continentes

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En un día soleado de invierno en Nueve de Julio, mientras los chicos disfrutan de las vacaciones, a más de 9.500 kilómetros de distancia, en el norte de Mozambique, el padre Guillermo Gómez —sacerdote de la diócesis Santo Domingo de Guzmán y párroco de Lincoln— lleva adelante una intensa tarea pastoral y social en una de las regiones más postergadas del continente africano.

Desde la diócesis de Nacala, en la provincia mozambicana de Nampula, Guillermo compartió a través de una cálida y profunda entrevista con Gustavo Tinetti en Despertate por Cadena Nueve, Máxima 89.9 y Visión Plus, el canal de Youtube de Cadena Nueve, cómo es su vida misionera, su compromiso con las comunidades locales y los desafíos que enfrenta cotidianamente.

Una misión que florece en tierra africana

“Estoy muy contento, con mucha paz, y eso creo que se transmite”, compartió el padre Guillermo, desde la parroquia San Pedro de Quissanga, erigida el 29 de junio último. Allí comparte tareas con el padre Belén, un sacerdote mozambicano, acompañando pastoralmente a una comunidad de más de 40.000 personas, dispersas en 20 comunidades rurales. “La mayoría vive del cultivo de la tierra y la crianza de animales, apenas para subsistir”, explicó.

Educación, uno de los pilares

Apenas llegado a Mozambique, Guillermo se sintió interpelado por la situación educativa, especialmente la de las mujeres. Por ello, ha impulsado una escuelita para niños de 3 a 6 años en colaboración con las misioneras agustinas peruanas de la parroquia vecina de Natete, quienes llevan años de trabajo allí.

Pero su misión no se detiene ahí: también está organizando una escuela de alfabetización de adultos, en especial para mujeres que, por falta de acceso, muchas veces ni siquiera hablan portugués, el idioma oficial. “Promover la educación de la mujer es parte de la evangelización”, sostuvo.

Alimentación y salud: una urgencia diaria

Gracias a las campañas solidarias realizadas desde Nueve de Julio y Lincoln, se ha logrado garantizar alimentos para muchos niños que asisten a la escuela. “Con una colaboración mínima, se puede alimentar a ocho chicos por día”, destacó. Es el aquivamente a un dólar diario. Ese aporte mínimo de unos $1500 comen 8 niños al día y para ayudar lo pueden hacer al alias Mozambique.2025.

En materia de salud, la realidad es alarmante. “Solo hay un centro de salud para toda la población y escasean los medicamentos”, describió. Guillermo llevó desde Argentina insumos básicos donados por médicos linqueños y asiste con lo poco que tiene. “Muchos no tienen ni un paracetamol para la malaria”, comentó conmovido.

El agua, un derecho que aún no se garantiza

En la parroquia aún no hay agua potable. Cada litro debe acarrearse a mano desde pozos cercanos. Con el aporte de colaboradores, Guillermo podría logar la construcción de un pozo y también ayuda en el emprendimiento de fabricación de ladrillo para ir reemplazando la actual estructura de barro. “Conseguimos un molde para hacer bloques, el cemento lo compro mañana y arrancamos”, contó entusiasmado.

Recreación y juegos: lo hacen con lo que hay

“Acá no hay juguetes”, dice Guillermo. “Los chicos se entretienen con juegos de ronda, caballitos de palo o pelotas de trapo”. Gracias a una fábrica de pelotas en Trenque Lauquen, pudo repartir algunas pelotas de fútbol entre los barrios.

La fe como motor y puente

La comunidad participa activamente de las celebraciones. “Los días de semana tenemos hasta 100 personas en misa”, destacó. Celebra en portugués y lee el Evangelio en macua, la lengua local. “Aunque no entiendan todo, hay un entusiasmo enorme y una fe viva”, agregó. Además, impulsa que la gente aprenda portugués como herramienta de integración y desarrollo.

Una historia que trasciende fronteras

Guillermo también impulsó desde Argentina un proyecto educativo concreto: una joven mozambicana estudia en Lincoln, gracias a una familia que la recibió. “Aprendió bien portugués, lo que le permitió aprender español. Estudia psicopedagogía y conservatorio, para volver y ayudar a su pueblo”, explicó. Va por su segundo año y a su regreso se sumará en las tareas de ayudar a crecer a la comunidad.

El llamado a la solidaridad

El alias para quienes deseen colaborar sigue siendo mozambique.2025, y toda ayuda —aunque sea una única vez— suma. “Una mano lava la otra y las dos la cara”, recuerda Guillermo, citando a su abuela. “Nadie es tan pobre que no tenga nada que dar, ni tan rico que no tenga ninguna necesidad”, afirma.

Una misión compartida

“Estoy en Mozambique, pero no vine solo. Estoy muy acompañado por la gente de mi diócesis, que reza y me apoya. Siento que estamos haciendo esto juntos”, concluyó con emoción el padre Guillermo.

Y como cierre, compartió el Padre Nuestro en macua, símbolo de unidad y esperanza en una tierra que clama por justicia, oportunidades y amor.

Alias para colaborar: mozambique.2025
Redes sociales y canal en YouTube: Visión Plus
Cobertura exclusiva: Cadena Nueve y Máxima 89.9

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