En el marco del Día del Bombero Voluntario, se celebró este lunes 2 de junio una emotiva Misa de Acción de Gracias en la Catedral Santo Domingo de Guzmán, en homenaje al cuerpo de Bomberos Voluntarios y en memoria de quienes dieron su vida en acto de servicio.
La intendente María José Gentile participó de la misa acompañada por funcionarios del Ejecutivo local y concejales, quienes manifestaron su reconocimiento y gratitud al cuerpo de Bomberos Voluntarios por su incansable labor en beneficio de la comunidad.
La celebración litúrgica estuvo presidida por el padre José Pedraza, mientras que el diácono Juan Eduardo Cabrera estuvo a cargo de la homilía, en la que realizó una profunda reflexión sobre el rol de los bomberos en la sociedad, destacando su vocación, entrega y valentía.
“Ser bombero es un acto de amor. Entran donde todos quieren salir. No lo hacen por reconocimiento, sino por compromiso y corazón”, expresó Cabrera ante una nutrida concurrencia.
Durante la celebración litúrgica del Día del Bombero Voluntario, el diácono Juan Eduardo Carreras brindó una profunda y emotiva reflexión, centrada en el valor del servicio, el sacrificio silencioso y la dimensión cristiana del compromiso de los bomberos con la vida de los demás.
“Hoy no estamos aquí solo para cumplir una ceremonia. Hoy damos gracias a Dios por la vida y por la entrega de cada bombero voluntario, por aquellos que siguen en servicio, y especialmente por aquellos que ya no están físicamente con nosotros, pero cuya memoria permanece viva en cada acto de servicio, en cada emergencia atendida con amor.”
Carreras destacó que ser bombero no es una profesión, sino una vocación: una respuesta generosa a la necesidad del otro. “Es un llamado que nace del corazón y que se traduce en hechos concretos: entrar donde todos quieren salir, subir cuando todos bajan, actuar cuando otros se paralizan. Es, en definitiva, un acto de amor”, afirmó.
“Un bombero no elige el momento. Está cuando se lo necesita. A veces sin haber terminado una comida con su familia, otras veces en medio de la noche o bajo la lluvia. Y lo hace sin esperar nada a cambio, solo por el compromiso con la vida humana. Eso es lo que más se parece al Evangelio.”
El diácono también hizo un llamado a la comunidad a no olvidar a los caídos y a valorar el sacrificio de sus familias:
“Recordamos con respeto y cariño a los que han dado su vida sirviendo. No murieron en vano. Cada uno de ellos fue testimonio de lo más noble que puede ofrecer un ser humano: entregarse por los demás. Y detrás de cada bombero, hay una familia que también da, que también espera, que también sufre y acompaña.”
Finalmente, Carreras animó a todos a tomar ejemplo de los bomberos voluntarios:
“En un mundo donde muchas veces reina el individualismo, los bomberos nos enseñan que nadie se salva solo. Nos recuerdan que la vida tiene sentido cuando se comparte, cuando se entrega. Que el verdadero poder no está en dominar, sino en servir.”
Con voz firme y clara, concluyó su mensaje diciendo:
“Hoy más que nunca, demos gracias por cada uno de ellos. Y pidamos a Dios que siga bendiciendo su trabajo, protegiendo sus pasos y fortaleciendo sus corazones. Porque ellos son luz en medio de la emergencia. Y son, sin duda, un ejemplo vivo del amor de Dios hecho servicio.”
Durante la ceremonia se hicieron oraciones especiales por los bomberos fallecidos, por la salud y protección de los activos, y por la fortaleza de sus familias.
El acto concluyó con un caluroso aplauso de pie por parte de los presentes, en señal de homenaje y respeto hacia quienes arriesgan su vida por los demás.