La vacuna nasal Cruzivax, que previene el mal de Chagas, fué desarrollada por investigadores Argentinos y ahora impulsada por institutos de países europeos, ha pasado con éxito la fase de ensayos en animales. En un plazo de un año es posible empezar a estudiarla en humanos.
Unas 70 millones de personas viven en áreas expuestas al Chagas en el mundo, donde
prospera la vinchuca; 12.000 personas por año mueren a causa de este mal, casi en su totalidad en latinoamérica. Se estima que hay alrededor de 300.000 personas infectadas en EEUU y 150.000 en Europa, debido a los movimientos migratorios.
El mal de Chagas es producido por contagio vectorial (por la picadura de triatominos, también conocidos como vinchucas o chinches besuconas, o la contaminación de alimentos o bebidas con las heces de los mismos, el parásito conocido como Tripanosoma Cruzi esta presente en el sistema digestivo y en los excrementos del insecto); de madres a hijos durante el embarazo (unos 9.000 recién nacidos se infectan durante la gestación, por el hecho de que sus madres eran asintomáticas); o a través de la donación de sangre y órganos.
La enfermedad tiene una fase aguda, que frecuentemente pasa desapercibida porque los síntomas son leves y comunes con otras enfermedades, seguida de una fase de infección crónica. Al cabo de 10 a 30 años, alrededor del 40% de pacientes crónicos acaba desarrollando lesiones cardiacas y digestivas irreversibles y potencialmente letales.
“La vacuna está basada en una proteína recombinante, esto quiere decir que está producida en bacterias. Lo que hicimos con ingeniería genética fue tomar tres antígenos del parásito Trypanosoma cruzi y armamos una molécula nueva. Esta molécula tiene un adyuvante de última generación (AMP cíclico) y estamos tratando de desarrollar una vacuna de administración nasal”, explicó el investigador y docente Emilio Malchiodi, profesor titular de Inmunología en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires y director del Instituto de Estudios de la Inmunidad Humoral de UBA/Conicet.
También expresó que el desarrollo es “completamente novedoso” y fue realizado por investigadores de estas instituciones, junto a la Facultad de Medicina de la UBA y el Instituto de Investigaciones en Microbiología y Parasitología Médica.

La investigación llego al resultado de una fórmula que daba resultado, y con esto se dirigieron a presentar el proyecto a Europa, dónde se consiguió financiación por 8.400.000 Euros, para llegar a realizar la fase 1 en humanos.
La forma en que actúa la vacuna es , “que aprovechamos del sistema inmune de mucosas, que puede generar una respuesta inmune importante, que luego se hace sistémica; es decir, aparecen los anticuerpos en la mucosa nasal, y luego en el torrente sanguíneo, es lo que se conoce como recirculación linfocitaria entre todas las mucosas”.