
El Gobierno Nacional ha confirmado a la Mesa de Enlace que ha decidido continuar con la obra de dragado en la Cuenca del Río Salado Bonaerense, un proyecto central para el sector agropecuario de la provincia de Buenos Aires. Esta región, la principal productora de Argentina, ha estado sufriendo graves inundaciones debido a la falta de infraestructura adecuada para manejar el exceso de agua; y las sigue padeciendo. Según Juan Pazo, titular de ARCA y principal gestor de políticas públicas para el sector, la obra está proyectada para completarse en un año y tiene como objetivo prevenir inundaciones que afectan tanto a campos como a comunidades cercanas al curso de agua.
La situación actual en Buenos Aires
La situación en la provincia es crítica. Gran parte de la zona central se encuentra bajo agua, y las continuas lluvias han empeorado la situación al no permitir que el agua se escurra por la falta de obras de contención. De acuerdo a Carbap, entre 2 y 3 millones de hectáreas están afectadas, con distritos como Nueve de Julio, Lincoln, Bolívar, Carlos Casares y 25 de Mayo siendo los más perjudicados.
El impacto de la obra de dragado
La obra de dragado en la Cuenca Interprovincial del Río Salado tiene una extensión de 760 km y se lleva a cabo en diversas etapas a lo largo de varias provincias, incluyendo Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y San Luis. La primera fase, que se inicia ahora, abarcará 33,4 km entre el cruce con la Ruta Nacional N° 205 y la localidad de Ernestina, en el Partido de 25 de Mayo. El proyecto implica el movimiento de más de 19 millones de metros cúbicos de suelo, lo que ayudará a mitigar inundaciones, sequías y a mejorar la gestión del recurso hídrico en la región.
Según las autoridades nacionales, la obra beneficiará directamente a 59 municipios, 1,45 millones de habitantes y miles de productores agropecuarios. Además, se recuperarán 5 millones de hectáreas cultivables, lo que tendrá un impacto positivo en la producción agrícola y en las condiciones de habitabilidad de las zonas afectadas.
Una respuesta a un reclamo histórico
La falta de obras en la provincia ha sido, más que un problema técnico, el resultado de disputas políticas prolongadas entre el gobierno nacional y las autoridades provinciales. Este conflicto se ha intensificado en los últimos años, con acusaciones mutuas de recortes y retrasos en la inversión pública. Los enfrentamientos más recientes han involucrado a la administración de Javier Milei a nivel nacional y al gobierno de Axel Kicillof en Buenos Aires, lo que ha dificultado el avance de proyectos clave como este.
Uno de los ejemplos más representativos de esta parálisis ha sido el Plan Maestro Integral de la Cuenca del Salado, un proyecto diseñado en la década de 1990 que ha avanzado de manera fragmentada debido a la falta de consenso político y la inestabilidad en la inversión pública.
Causas y consecuencias de las inundaciones
Las inundaciones en Buenos Aires son el resultado de una combinación de factores naturales y humanos. La provincia está atravesada por varias cuencas hídricas de escasa pendiente, lo que la hace particularmente vulnerable a los desbordes durante lluvias intensas. Además, el cambio climático ha incrementado las precipitaciones en la región, lo que ha exacerbado la situación, especialmente durante fenómenos como El Niño.
El impacto en el sector agropecuario
La presidenta de la Federación Agraria Argentina, Andrea Sarnari, destacó la importancia de esta obra al concluir una reunión con el Gobierno Nacional: “Nos informaron que la obra hídrica del Salado empieza su ejecución hoy, lo que es una buena noticia después de tanta gestión que hemos hecho”, comentó, destacando la esperanza de que la obra, aunque llevará tiempo, finalmente ayude a paliar la grave situación.
Por su parte, Carlos Castagnani, presidente de CRA, también celebró el avance del proyecto, subrayando que, aunque la obra demorará, es crucial para la zona productiva de la provincia y su población.
Con la obra de la Cuenca del Río Salado en marcha, el Gobierno Nacional responde a uno de los reclamos más urgentes del sector agropecuario, buscando aliviar las consecuencias de las inundaciones que han afectado gravemente la producción en una de las regiones más productivas del país.



La concresión de la obra anunciada solo es una reinvindicación y no tiene ningún efecto sobre las actuales inundaciones que afectan a los partidos del noroeste bonaerense. Hay que saber que parte del problema, tratándose de un evento climático excepcional, es la falta infraestructura hidráulica no desarrollada por la Provincia de Buenos Aires para manejar los escurrimientos, plan que debería haberse concretado hace muchos años en forma independiente de la ejecución de las obras de canalización del Salado. El problema no es el Salado sino los escurrimientos hacia el Salado.