En el escenario político bonaerense en el peronismo, tras intensas negociaciones, se logró una ingeniería de contrapesos que permitirá inscribir un frente común este miércoles 9. La mesa incluirá al cristinismo, al kicillofismo y a otros sectores, pero bajo una paz superficial. La unidad de las listas –si finalmente se concreta– expresará más un equilibrio inestable que un verdadero consenso.
Para evitar nuevas disputas, como las de 2021, se conformó una Junta Electoral con “estricta ecuanimidad”, exigencia central del entorno de Axel Kicillof. El gobernador, presionado para tomar el liderazgo de la campaña, cuenta con el respaldo de algunos intendentes y de Sergio Massa, aunque persiste la sospecha de que le buscan endosar el costo político de una eventual derrota. En ese clima, incluso se llegó a plantear una ruptura pactada con listas separadas para cada sector del oficialismo, idea que fue desechada por temor a favorecer a Javier Milei.
El cierre de frentes en la Provincia expone con crudeza la fragmentación de todos los espacios. Si hay algo en común entre ellos, es la fragilidad de los acuerdos: una unidad forzada, condicionada por el temor a la derrota, donde la estabilidad es más aspiración que realidad.
Agencia MTR