“¡Qué atento que estás!”, dice una profesora a un alumno que bosteza frente al celular. Todos entendemos que no es un elogio. Pero, ¿cómo lo sabe nuestro cerebro?
Un equipo de científicos argentinos acaba de responder esa pregunta con un estudio pionero: por primera vez en el mundo hispanohablante, se identificaron las zonas del cerebro que se activan cuando entendemos el sarcasmo… en español.
El hallazgo, Comprender los correlatos neuronales del sarcasmo a través de un nuevo paradigma fMRI español, publicado en la prestigiosa revista Brain Topography, marca un hito en la neurociencia del lenguaje y abre nuevas puertas tanto científicas como clínicas. Fue realizado por Nicolás Vassolo, Pablo Joaquín Ocampo, Bautista Elizalde Acevedo, Sofía Bosch, Mariana Bendersky y Lucía Alba-Ferrara
Un experimento inédito y en nuestra lengua
Investigadores del Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional (IIMT) de la Universidad Austral – CONICET, junto con expertos de la Facultad de Medicina de la UBA, desarrollaron un experimento único adaptado íntegramente al español. Por medio de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI), midieron la actividad cerebral de 18 personas al leer historietas con frases ambiguas como “¡Qué bien que estás prestando atención!”, presentadas con o sin contexto ilustrado.
Este diseño permitió observar qué sucede en el cerebro cuando una frase es interpretada como sarcástica en vez de literal.
El GPS cerebral de la ironía
El estudio mostró que entender el sarcasmo no es solo una cuestión de lenguaje, sino una compleja operación cerebral que involucra múltiples regiones, especialmente del hemisferio izquierdo:
Corteza prefrontal medial (BA 10): clave para inferir pensamientos ajenos.
Giro frontal inferior (BA 44/45/47): integra tono, contenido e intención.
Amígdala e ínsula: procesan emociones y empatía.
Regiones temporales y parietales: interpretan el contexto social y comunicativo.
En conjunto, estas áreas permiten decodificar el verdadero significado de una frase irónica en apenas milisegundos.
¿Por qué importa que sea en español?
La mayoría de la evidencia científica previa sobre sarcasmo proviene de estudios en inglés. Sin embargo, el sarcasmo —al igual que el humor o las indirectas— se expresa y se interpreta de forma distinta según el idioma y la cultura. Este trabajo representa un avance hacia una ciencia del lenguaje más inclusiva y culturalmente representativa.
Con más de 330 millones de hablantes nativos, el español estaba ausente de este tipo de investigaciones. Hasta ahora.
Aplicaciones clínicas: del quirófano al autismo
Más allá de su valor científico, el hallazgo tiene implicancias médicas. Varias de las regiones activadas al detectar sarcasmo suelen considerarse “no esenciales” en neurocirugía. Pero eliminarlas podría dañar habilidades sociales sutiles, como entender una broma o captar una crítica velada.
También puede contribuir a mejorar diagnósticos y tratamientos en condiciones como el autismo o daños cerebrales, donde la comprensión de la ironía suele estar afectada.
“Entender el sarcasmo va mucho más allá del lenguaje literal. Es una habilidad social compleja que revela la sofisticación de nuestro cerebro social”, afirma Lucía Alba-Ferrara, directora del estudio.