
El padre Mamerto Menapace partió de este mundo, y con ello, cumplió el anhelo más profundo que tantas veces compartió con palabras sencillas y hondas: estar junto a su querido ‘Tata’ Dios.
Aquél con quien conversaba en la quietud del monte, en los silencios del monasterio, o mientras tejía cuentos y reflexiones que supieron consolar y alegrar a generaciones enteras.
Monje benedictino, autor de libros para predicar en fácil, poeta de lo cotidiano y sembrador de esperanza, Mamerto supo encontrar a Dios en lo pequeño: en una mateada, en una ronda de gurises, en la ternura de un animal del monte o en la sabiduría de un abuelo campesino. Siempre cercano, con su estilo franco y campechano, logró que el Evangelio bajara del púlpito y caminara descalzo por los senderos de la vida común.
Sus historias comenzaron a llegar al corazón de la gente a través de la radio. Fue en LT33 AM1560 —la prestigiosa emisora de la ciudad de Nueve de Julio, hoy conocida como Cadena Nueve— donde Mamerto empezó a narrar sus cuentos con esa voz serena, que acariciaba más que hablaba. Desde allí, su palabra voló lejos y se volvió compañía, consuelo y sabiduría sencilla para muchísimos oyentes. Luego pasó a Continental y la TV, de la mano de dos periodistas cargados de ética y humanidad, Daniel López – Desayuno Continental- Héctor Tito Garabal – Claves para un mundo mejor-.
Ahora, ya sin tiempo ni distancias, Mamerto ha vuelto a ese Dios que siempre llamó con cariño ‘Tata’, como lo hace un hijo con su padre bueno. Y quizás, como en sus cuentos, lo esté saludando con un “Buen día, Tata”, mientras se sienta a compartir otro mate, allá en la eternidad.
Que su palabra siga siendo semilla, y que su memoria nos recuerde que la fe también puede hablar en tono manso, con humor, ternura y sabiduría del pueblo. Un gran adelantado de la ‘Iglesia en salida’ del papa Francisco y de las redes en épocas de tecnología, para contar con profundidad temas humanos en tiempo breve.
*La mirada de quien lo conoció