jueves, marzo 28, 2024
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Nueve de Julio celebra a su Patrono Santo Domingo de Guzmán

Fue un predicador que instituyó el rosario y estuvo siempre acompañado por un perro

Santo Domingo de Guzmán fue un hombre emprendedor, predicador infatigable, fundador y organizador de la Orden de Predicadores. Fue un hombre sencillo con una profunda vida interior, de gran ecuanimidad y compasivo.

Es el patrono de la ciudad de Nueve de Julio, distrito que se caracteriza por las cadenas de oraciones, por fe yn solidaridad.

En agosto nació y en agosto se reencontró con el Señor con solo dos días entre su nacimiento y terrenal y el emprendimiento a la Vida Eterna. Nació en España, Caleruega (Burgos) el 8 de agosto de 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés. Murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.

Se lo identifica como el Santo del perro. Curiosamente en tiempo sin pandemia, en cada misa en la catedral nuevejuliense que lleva su nombre, un can acompaña en silencio la celebración.

Es que su madre, la Beata Juana de Aza, tuvo antes de que Santo Domingo naciera, el sueño que un perrito salía de su vientre con una antorcha encendida en su boca. Incapaz de comprender el significado de su sueño, decidió buscar la intercesión de Santo Domingo de Silos, fundador de un famoso monasterio Benedictino de las cercanías. Hizo una peregrinación al monasterio para pedir al Santo que le explicara el sueño. Allí comprendió que su hijo iba a encender el fuego de Jesucristo en el mundo por medio de la predicación. En agradecimiento, puso a su hijo por nombre Domingo, como el santo de Silos.

Con los años, para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra. En 1215 asiste al Concilio de Letrán donde solicita la aprobación de su Orden. Será un año después, el 22 de Diciembre de 1216, cuando reciba del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam” por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.

Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París, decidiendo marchar él a Roma. Meses después enviará los primeros Frailes a Bolonia.

Domingo de Guzmán dejó un testamento de paz, como herederos de lo que fue la pasión de su vida: vivir con Cristo y aprender de Él la vida apostólica. Configurarse con Cristo, esa fue la santidad de Domingo: su ardiente deseo de que la Luz de Cristo brillara para todos los hombres, su compasión por un mundo sufriente llamado a nacer a su verdadera vida, su celo en servir a una Iglesia que ensanchara su tienda hasta alcanzar las dimensiones del mundo.

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