martes, octubre 15, 2024
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Un recorrido para repensar el tambo

Tambo rotativo de Establecimiento Don Aladino en Marull, Córodba

Un empresa multinacional y un medio de comunicación organizaron diferentes tour a explotaciones lecheras a los fines de mostrar el ‘agregado de valor’ y el rinde de cada vaca por día. El primer sitio visitado lugar el pasado miércoles 19 de agosto, y se repetirá en los mismos lugares el 2 y el 16 de setiembre.

Todo se inició en el campus de la Universidad Nacional de Villa María, concretamente en el edificio central del Instituto de Ciencias Básicas Aplicadas, oportunidad en la que el decano Germán Cassetta y el rector e intendente electo Martín Gill dieron la bienvenida, e insistieron en que la casa de altos estudios tiene las puertas abiertas a las iniciativas del sector productivo. Ya en el desarrollo del tour, el médico veterinario Hernán Ré, coordinador técnico del Tour, explicó por qué la lechería en Cuenca Villa María tuvo que exigirse al máximo para continuar adelante y que ello explica su fuerte competitividad. Citó que las superficies de los campos de la zona son mayores a los de otras regiones lecheras y que ello le genera una fuerte competencia de la agricultura, profundizada por la facilidad del manejo de la tecnología de la soja transgénica y el adicional del cultivo de maní, lo que implicó un aumento de alquileres para la actividad.

Posteriormente se realizó un recorrido por los tres tambos: El Establecimiento El Piojo, en cercanías de James Craik, donde se vio las instalaciones de ordeñe del Tambo 2, inauguradas en 2013, y la guachera, en donde se cría la ternerada de los dos tambos; el Establecimiento Los Hermanos, enclavado en la Estancia (Colonia) Yucat; y el Tambo Reyunos SA, de la familia Lorenzati, ubicado a 10 kilómetros al sur de Ticino.

En todos los casos se destacó el esfuerzo de los propietarios por el bienestar del personal, lo que incluye casas confortables y remuneraciones y condiciones de trabajo adecuadas. A la vez en todos los casos se recorrieron las guacheras, lugar en el cual, el experto Guillermo Berra, del Inta Castelar ayudó a entender cuáles son las claves de una cría eficiente.

Obsesionado por mayor escala y mejor genética

Exactamente a mitad de camino entre Tío Pujio y James Craik está enclavado el Establecimiento El Piojo. Posee dos tambos de 260 vacas cada uno en los que la inversión en innovación es una constante. Con un trabajo de gran eficiencia en todas las “patas” de la producción, se destacan las instalaciones de Corral Seco para suministro de alimento a vacas de alto valor genético, el sistema de riego para cultivo destinado a alimentación y un bajo nivel de descarte. El Establecimiento El Piojo es la primera parada del Tour Lechero Bayer Argentina 2015.

Alberto René Allasia empezó con la producción lechera hace 25 años. Cuenta que “Era un emprendimiento muy chiquito, familiar. Hemos crecido bastante bien, y eso nos permitió armar el segundo tambo que está al frente”. La producción hoy ronda los 28 litros pero, según cuenta Allasia, “En los comienzos eran 18 litros, hasta que un poco obligados por la situación económica, tuvimos que aumentar” y opina: “hoy el tambo que no produce más que bien no sobrevive; y aún así cuesta bastante”.

El segundo tambo se inauguró en 2013. Allasia asegura que siempre está pensando en innovar y crecer, y relata: “Con el primer tambo estábamos con el techo de 300 vacas. Hoy casi lo estamos doblando con 260 en cada uno. Las instalaciones deben ser generosas y estar al día, porque es un cuello de botella. Nosotros hicimos 20 bajadas en el tambo nuevo, que ni remotamente lo teníamos cuando iniciamos”.

Al ser consultado sobre el sistema de corral seco para el suministro de alimentos, Allasia detalla: “las vacas de punta no salen del corral seco. Se les acerca todos los días el alimento, y están en 35 litros, con algunas vacas de punta en 40-50 litros. Pero el rodeo de cola sí sale a pastorear”. Y explica: “Tenemos un semiestabulado que nos está dando un buen resultado, después tenemos 100 has aparte, donde hacemos la guachera”. El total de la superficie afectada al tambo está dividido en dos parcelas de 170 hectáreas cada una, y posee aparte 100 hectáreas exclusivamente destinadas a guachera y recría para los dos tambos, que le permite la reposición propia de vaquillonas.

Otra de las particularidades del sistema de producción instaurado en el establecimiento es el sistema de riego, que según Allasia otorga grandes ventajas comparativas. “Cuando tenemos años llovedores casi no se usan, pero cuando la sequía amenaza o ves un maíz que va a dar 80, con 200 milímetros que se pueden poner relativamente fácil, pasa a ser de 100-110 quintales; o cuando siembra una alfalfa un poco tarde y hay que hacerla nacer uno le tira 15-20 milímetros y es alfalfa que nace” explica Alberto. Sin embargo, Allasia asegura que es necesario hacer un cálculo detallado de los costos de regar mecánicamente: “Hoy ya está un poco caro porque yo extraigo agua con gasoil, y bueno, el costo se eleva, pero me animo a decir que debe estar entre los 22-23 centavos por milímetro colocado”. Por otra parte la zona agroecológica donde el tambo está enclavado, otorga otra ventaja a la utilización del riego, debido a que posee una de las mejores aguas del país y un abundante flujo subterráneo.

El porcentaje de descarte de vacas en el Establecimiento El Piojo está por debajo de la media de la zona. Allasia asegura que en 2014 el establecimiento terminó con un descarte inferior al 12%, y atribuye el logro a la genética: “No busco el perfil bonito del animal, sino la practicidad, rusticidad, y que sea lechero”, dice. Con el correr de los años Alberto Allasia ha comprado distintos centros de inseminación e incluso ha vendido vaquillonas: “hay mucha gente que tiene vaquillonas nuestras, y estoy muy contento por ver como se ha desarrollado nuestra genética”.

Allasia considera que los trabajadores de su establecimiento son pilares fundamentales para alcanzar niveles óptimos de producción, por lo que ha desarrollado una buena política de manejo de los recursos humanos. Hoy está agradecido por el capital humano que el establecimiento posee, y pondera la calidad con la que trabajan, tanto los empleados del tambo como los asesores externos. Considera que la cadena de mando es una de las fortalezas de El Piojo: “el ingeniero encargado de la nutrición y de la siembra es Pepe Galliari, Javier Gili está encargado de la reproducción, Marcelo Gaite que es el que pilotea todo esto, con dos tamberos de excelencia en cada tambo. Son 14 empleados en total. Si no se cuida a la gente no hay nada que ande, hay que darles viviendas de calidad, con todos los servicios. Si usted no tiene gente contenta no va a haber vacas cuidadas”.

Allasia no avizora un techo productivo en el establecimiento El Piojo. “Le va a entrar más. Estoy anhelando 5-6 litros más, pero hay que seleccionar más genética y mejor llegada del sistema de comida”, cuenta Alberto, y agrega: “En cantidad de vacas, faltarían 50 en el primer tambo y 150 en el segundo, que si no lo logramos para marzo del año que viene, no vamos a estar lejos”.

La pasión también se hereda

El Establecimiento Los Hermanos es de la familia Merlo. Los Merlo se dedican a la producción lechera desde 1954. La pasión por el tambo que mueve a la familia es evidente. “Siempre nos gustaron las vacas”, dice Marcos, nieto del fundador Oreste e hijo de Adalberto “Tito” Merlo, quien hoy conduce la actividad económica de la familia. “Los Hermanos” es el más nuevo de los tres tambos que poseen. Marcos Merlo y su familia son los anfitriones de la segunda parada del Tour Lechero Bayer Argentina 2015.

El tambo Los Hermanos funciona totalmente sobre tierras alquiladas. Los Merlo son una de las tantas familias arrendatarias de la Estancia Yucat. En sus flamantes instalaciones de ordeñe, con 100 vacas, producen casi 2.500 litros diarios y logran altas producciones individuales. Pero además la familia posee otros dos establecimientos: “Tenemos tres tambos, Los Nonos, El Arroyito y Los Hermanos. En Los Nonos, tenemos 190 vacas y producimos 5 mil litros, en El Arroyito son 2400 litros con 86 vacas y acá, en Los Hermanos, producimos 2380 litros con 100 vacas”.

Consultado sobre la modalidad de trabajo fijada por contrato con la Estancia Yucat, Marcos cuenta que de las 223 hectáreas, siembran “33 de alfalfa, por rotación tenemos que hacer hasta 50 hectáreas de soja, y lo demás todo maíz. Y se siembran 25 hectáreas de verdeo de invierno, avena negra, que actualmente está picada ya, para alimentar a las vacas”. Cuenta que alquilan el 90% de lo que trabajan, y asegura que “No es un negocio brillante al 100% pero se vive, y te permite crecer”.

Marcos cuenta que en el Establecimiento Los Hermanos, el tambo se inició desde cero: “Era un campo totalmente agrícola, tuvimos que hacer desde el terraplén hasta las instalaciones. También llevamos 220 metros de luz. La inversión en ese momento fue de casi 1 millón de pesos, sin contar las vacas. Fue iniciar de cero, con el sobrante de vaquillonas que íbamos teniendo”.

Cuando Merlo dice que todo está hecho con vistas al futuro, se refiere a pensar desde el inicio en los problemas que pueden darse después. Esa capacidad de planificación y anticipación dio sus frutos repetidas veces, y un ejemplo de ello se dio en la temporada de verano pasada, cuando las precipitaciones no cesaban y se anegaban vastas áreas cercanas. El tambo de los Merlo fue construido sobre un terraplén de 1 metro de altura considerando el desagüe, con lo cual pudieron evitar los grandes inconvenientes por los que atravesaron otros productores de la región.

Al ser consultado sobre la genética de los animales en producción, Merlo cuenta: “Buscamos buena producción. Este año nos inclinamos por mejorar ubre, porque la producción no es súper alta, pero sí de 28-30 litros y tenemos un desprendimiento de ubre bastante rápido. Las vacas ya no duran 4 o 5 lactancias como antes, sino 3 o 4 lactancias, con un descarte de 20-25% más o menos”. Además, en lo referente a reproducción en el Establecimiento Los Hermanos se utiliza semen sexado para las vaquillonas, una opción cada vez más elegida por los productores lecheros de toda la cuenca.

Merlo cree que en parte, el éxito de su empresa se debe a las decisiones tomadas sobre los sistemas de producción: “En el tambo Los Nonos hace más de 10 años que está todo encerrado. Los otros dos, si hay pasto, largamos medio día y encerramos el resto del tiempo. Con el encerrado se crece más, podes rotar mejor, son muchas las ventajas, y da sus frutos”. Orgulloso, Merlo cuenta: “El año pasado recibimos el 1º premio por calidad de leche para tambos de hasta 2500 litros” y espera ir por más: “Siempre apuesto a que lo nuestro no tiene techo, así que mientras me dejen crecer le voy a seguir dando”.

En Estancia (Colonia) Yucat, recientemente se abrieron 13 tambos, y está previsto que cuatro más inicien sus actividades en el corto plazo. Merlo no oculta su entusiasmo y opina: “Son cosas que nos ponen alegres, porque Gracias a Dios, desde que estamos nosotros ya tendrían que estar empezando a ordeñar entre 4 y 5 tambos más, que en aquel momento la Colonia Yucat no los tenía. Ahora vamos a ser más los tamberos, yo pensé que podíamos desaparecer todos los que nos gustan las vacas, pero parece que no”.

Pensado para el bienestar de las vacas y la gente

El Establecimiento Reyunos es un tambo estabulado de punta. Ubicado en la zona rural de Ticino, es un ejemplo de eficiencia e innovación. El gran trabajo en equipo de todos los actores fue primordial para convertir viejas instalaciones compradas hace 25 años en un tambo de primera. Reyunos es la tercera parada del Tour Lechero Bayer Argentina 2015.

La Familia Lorenzati, es propietaria de Reyunos. El veterinario Jorge Maino, es su asesor desde hace más de 20 años. Maino ha sido testigo de todo el camino por el que atravesó la empresa, casi desde el momento en que se compró el campo a tranqueras cerradas con un tambo en decadencia, hasta hoy. Reyunos tiene 530 vacas en ordeñe, (310 bajo galpón) con un promedio anual de 36 litros y está construyendo otro free-stall que le permitirá, para fin de año, tener 600 vacas en ordeñe, todo bajo confinamiento.

La zona de Ticino es una región en la que muchos tambos han sabido permanecer a pesar del maní primero, y de la soja después. Maino asegura que “Son los que han apostado al tambo y por eso siguen siendo viables, porque han mejorado su manejo, lo han intensificado en la medida de lo posible, muchos son semi-intensivos con aportes de ración, con la confección de silo, lo cual les permitió mejorar la carga animal y eso les ha permitido competir con la producción de soja”. Reyunos es uno de los más eficientes ejemplos.

El tambo funciona al máximo de eficiencia desde hace dos años, según Maino: “Antes era un tambo con una instalación vieja, con dos bajadas, espina de pescado, pero una instalación de 40 años, con muchas menos vacas, con un sistema pastoril, con ración y con encierres en corrales secos, como muchos de los tambos de la zona”, y agrega: “Con errores y aciertos, hemos llegado a lo que es hoy”.

Maino describe a Reyunos diciendo: “Es un tambo donde hemos encerrado las vacas en un free-stall, al estilo norteamericano, con algunas diferencias que surgieron como consecuencia de que la empresa tiene un excedente, que es la cáscara del maní. Y se les ocurrió usarla como cama para las vacas”. Jorge Maino recuerda que al principio, la idea no le agradó demasiado: “Yo pensaba ‘es materia orgánica, va a ser un caldo de cultivo para bacterias y vamos a tener una mastitis galopante’. Lo cual no fue cierto por suerte. Pero en los manuales no estaba, hay mucho de prueba y error. Para todos era algo nuevo, que había que aprender a manejar, no sabíamos cada cuánto cambiarla, cuánto poner de espesor… un montón de cosas que fuimos aprendiendo sobre la marcha”.

El asesor cuenta que en Reyunos el confort animal es fundamental. Por ello hay dos rodeos de punta bajo galpón “El rodeo de vacas esta en 45 litros y el de vaquillonas en 36 litros. Afuera tenemos el otro grupo de punta que es el que no se adaptó al galpón, que está en 37 litros. El rodeo de cola está en 17 litros pero son pocas vacas, asique no impacta tanto en el promedio general”. Y agrega: “Estamos muy satisfechos. Este año anduvimos mejor q el año pasado, no bajamos de los 30 litros. En los dos años q llevamos vemos la evolución que nos da el confort animal, la vaca q la pasa mejor en el verano produce mejor todo el año”.

El confort animal, en Reyunos está pensado para cada momento de la producción, y los resultados son visibles. “La crianza es un problema de nuestro país. Renegamos para preñar las vacas y después tenemos alta mortandad en la crianza, con lo cual tiramos atrás lo que habíamos ganado antes. Tenemos la misma preocupación y tratamos de ir evolucionando en ese sentido”, opina Maino. “Primero pasamos a jaula para darles confort, luego se nos ocurrió que en el tambo viejo podíamos poner una neonatología, entonces armamos jaulas ahí para los primeros días de vida que son los más críticos. Y hace muy poco uno de los socios propuso hacer un galpón para poner las jaulas. Todo eso nos ayudó a pasar de 17% de mortandad de hace 4 años atrás, a hoy que estamos en 5%”.

Además, parte del galpón que actualmente está en construcción, será destinado a otorgar confort para las vacas en fase de preparto: “Si bien hay pocos partos en verano eso nos está faltando. Son algunas materias pendientes que estamos viendo como buscarle la vuelta para solucionarlas”, asegura el veterinario.

El impulso para el crecimiento de la producción lechera de la empresa tuvo su génesis en la tesis de grado del hijo de uno de los propietarios. “El hijo de uno de los socios se recibe de administrador de empresas y realiza una tesis sobre vacas encerradas. Entonces la empresa toma ese proyecto y decide hacerlo realidad” cuenta Maino.

Al respecto de la reposición, Maino asegura que “Se compraron vaquillonas cuando empezamos, para amortizarlo más rápidamente. Ahí se salió a comprar algunos lotes de vaquillonas al parir, y algunas menos para darles servicio. Se compraron 100-150 vaquillonas en total. Luego el crecimiento pasó a ser propio, estamos creciendo despacio, pero es genuino, hoy todo marca líquida”.

El descarte, según Maino es del 27% entre muertes y ventas. Pero el asesor está convencido de que el número, a pesar de ser alto, es un costo razonable: “Asusta el número. Pero son motores a los que estamos exigiendo al máximo, asique es difícil bajar esos valores. Tenemos vacas de 70 litros, es entendible el nivel de descarte”.

En Reyunos se destaca el capital humano. Los objetivos productivos se alcanzan todos los días con un armonioso trabajo en equipo, donde se valoran las ideas y se materializan con inversiones constantes. Maino lo reconoce diciendo: “Todo lo que se logró, fue gracias a la gente que está los 365 días del año. Tenemos un equipo base, que son cuatro chicos que están hace mucho tiempo, eran empleados del tambero viejo que son de la zona y quedaron”, y continúa: “Esos chicos, el encargado general del campo, más la gente que ha pasado entre administrativos, ingenieros agrónomos, son los que han hecho que se haya llegado a donde estamos hoy”.

“Donde estamos hoy”, dice Jorge Maino, refiriéndose a los grandes resultados alcanzados. Y orgulloso, sintetiza: “Hoy podemos decir que esto funciona perfectamente, con los resultados esperados. Al final, aquello a lo que le teníamos miedo no fue tan cuco, la reproducción se mantuvo, la mastitis se mantuvo, la crianza mejoró también, asique evidentemente hemos logrado el objetivo”.

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