El peronismo bonaerense vivió este viernes otra jornada de reacomodamientos internos luego de la dura carta de Cristina Fernández de Kirchner, quien responsabilizó a Axel Kicillof por la derrota electoral y calificó el desdoblamiento de las elecciones provinciales como un “error político”. En respuesta, el gobernador provincial reunió a más de 40 intendentes bonaerenses en el Parque Pereyra Iraola, donde se expresó un firme respaldo a su gestión.
Durante el encuentro, que se extendió por más de tres horas en el predio “La Casona” del Ministerio de Desarrollo Agrario, los jefes comunales defendieron la estrategia que separó los comicios provinciales de la elección nacional. Según el intendente de La Plata, Julio Alak, el balance fue “muy positivo”: “Ganamos en 107 de los 135 municipios y sumamos 34 bancas en la Legislatura”, destacó, haciendo hincapié en los resultados obtenidos durante las elecciones de septiembre.
Entre los referentes presentes en la reunión se destacaron Fernando Espinoza (La Matanza), Andrés Watson (Florencio Varela), Pablo Descalzo (Ituzaingó) y Mariano Cascallares (Almirante Brown), entre otros. Todos coincidieron en la importancia de evitar que las disputas internas del peronismo afecten la gobernabilidad de la provincia, alineándose con Kicillof en su pedido de concentración en los problemas reales de la gestión.
Carlos Bianco, ministro de Gobierno, también hizo énfasis en la unidad: “Kicillof pidió a ministros e intendentes que no nos enredemos en discusiones internas. El adversario es el presidente y sus políticas, ahora también sumamos a Trump como un adversario más potente”, afirmó. Durante la reunión se discutieron además los lineamientos generales del presupuesto provincial y la necesidad urgente de contar con una ley de financiamiento y una ley fiscal impositiva tras dos años de vacíos legislativos en este sentido.
La carta de Cristina Kirchner, que generó gran malestar entre los intendentes, no fue un tema de debate en la reunión, aunque varios de los presentes expresaron su enojo ante las acusaciones que consideraron injustas. Desde el entorno de Kicillof aseguraron que el documento “no sorprendió” y que sus argumentos “son amañados” y no reflejan la realidad de los comicios de septiembre.
Uno de los puntos más sensibles de la misiva de Cristina fue la crítica al desdoblamiento electoral. Sin embargo, muchos intendentes destacaron que esta estrategia fue clave para blindar los distritos del conurbano y evitar que la campaña nacional afectara negativamente las gestiones locales. “Separar las elecciones permitió defender los concejos deliberantes y la Legislatura”, aseguraron desde el entorno del gobernador.
El enojo con el kirchnerismo se palpó incluso en algunas declaraciones más tajantes, como la del intendente de Salto, Ricardo Alessandro, quien manifestó que “la gente no quiere más a La Cámpora, no la quiere a Cristina ni a Máximo”, reflejando un malestar que se viene gestando en sectores del peronismo bonaerense.
Pese a las tensiones internas, Kicillof optó por no responder públicamente a la expresidenta y, en cambio, envió un mensaje claro a los intendentes: “No hay tiempo para autopsias”. El gobernador subrayó la importancia de centrarse en los desafíos inmediatos de la gestión y evitar distracciones innecesarias.
A medida que la provincia se prepara para enfrentar los desafíos económicos del próximo año, también se avanza en la preparación del presupuesto 2026, que será enviado a la Legislatura en los próximos días. Kicillof y su equipo destacan la necesidad de contar con las herramientas fiscales necesarias para gestionar la crisis económica y llevar adelante las políticas públicas.
Con el respaldo de los intendentes, el gobernador de la provincia de Buenos Aires busca cerrar filas en torno a su liderazgo y seguir adelante con su agenda, a pesar de las tensiones internas del peronismo.


