El mundo del fútbol y Boca Juniors están de luto tras la muerte de Miguel Ángel Russo, quien falleció a los 69 años. El entrenador, uno de los referentes más queridos por los hinchas xeneizes, luchaba desde hacía años contra un cáncer de próstata, que se había extendido a su vejiga. En las últimas semanas, su salud se había visto gravemente afectada, lo que llevó a una internación domiciliaria y, finalmente, a su deceso por un paro cardíaco en su hogar, acompañado de su familia.
La noticia se conoció después de un comunicado emitido por Boca Juniors en el que se informaba sobre el delicado estado de salud del director técnico. El club había señalado que Russo estaba bajo «internación domiciliaria con pronóstico reservado», y que recibía atención constante tanto del equipo médico del club como de su propio equipo de profesionales.
Un doloroso final para un querido campeón
Miguel Ángel Russo, quien conquistó la Copa Libertadores de 2007 con Boca Juniors, fue un símbolo para los hinchas del club. En 2017, le fue diagnosticado un cáncer de próstata que, con el tiempo, se trasladó a la vejiga. A lo largo de este período, Russo enfrentó diversas complicaciones de salud, incluyendo infecciones urinarias y deshidratación, lo que le obligó a apartarse temporalmente de su rol como director técnico de Boca.
A pesar de sus problemas de salud, Russo siempre mantuvo una actitud luchadora y optimista, un reflejo de su carácter como jugador y entrenador. A lo largo de su carrera, se destacó tanto por su paso por Boca como por su trayectoria en otros equipos del fútbol argentino, dejando una huella imborrable en el deporte nacional.
Una carrera de más de 30 años
Russo fue un hombre de fútbol durante más de tres décadas. Su carrera como jugador fue exitosa, con destacadas temporadas en clubes como Newell’s Old Boys y Boca Juniors. Como entrenador, se consagró en el ámbito nacional e internacional, destacándose en su paso por el club de La Ribera. Su legado es recordado especialmente por la histórica conquista de la Copa Libertadores 2007, un título que le valió un lugar especial en la historia de Boca Juniors.
Su partida deja un vacío imposible de llenar, y el fútbol argentino llora la pérdida de uno de sus grandes referentes.
Descanse en paz, Miguel Ángel Russo.