En un país atravesado por la incertidumbre económica y los recortes del gobierno nacional, el encuentro entre el gobernador Axel Kicillof y la intendenta de Nueve de Julio, María José Gentile, se convirtió en algo más que un acto protocolar: fue una postal contundente de lo que puede construirse cuando la política elige priorizar a la comunidad antes que a la grieta.
La excusa fue la inauguración del Centro de Atención Primaria de la Salud “Nueva Alborada”, una obra que suma capacidad al sistema de salud municipal y forma parte de un plan provincial que ya lleva 195 CAPS construidos en territorio bonaerense. Pero lo que se vivió este viernes 15 de agosto en ese sector nuevejuliense fue mucho más que el corte de una cinta.
Ambos discursos, con estilos diferentes, convergieron en un mensaje claro: la salud no es un lujo ni un negocio, sino un derecho que debe garantizar el Estado.
María José Gentile habló de “la concreción de un compromiso” y destacó el trabajo conjunto con la provincia para terminar la obra. Kicillof definió el CAPS como un “pequeño hospitalito”, celebró su equipamiento completo y recordó que el 70% de la atención primaria en Nueve de Julio la brinda el Estado.
Ambos reconocieron el esfuerzo compartido, sin negar los desafíos, y se comprometieron a seguir coordinando acciones frente a problemáticas graves como la inseguridad y, especialmente, la emergencia hídrica que golpea a la región rural.
La intendenta fue enfática al pedir más recursos y efectivos policiales, pero también hizo un llamado urgente por la situación de más de 120.000 hectáreas afectadas por las inundaciones. Kicillof no esquivó el tema, criticó la inacción del gobierno nacional y detalló la asistencia enviada por la provincia: fondos, maquinarias y la entrega de una pala cargadora para el municipio.
Equipamiento, salud y gestión
Además del nuevo centro, la jornada dejó dos patrulleros y una ambulancia de alta complejidad para el distrito. La ambulancia, dijo Kicillof, es la número 390 entregada en su gestión y representa “la diferencia entre la vida y la muerte en zonas alejadas”.
Gobernar sin mezquindad: construir antes que competir
El gesto político fue fuerte. Kicillof no evitó los cruces con el presidente Javier Milei, pero respetó la presencia de una intendenta de otro signo político. Y dejó una frase que resume la jornada:
“Estamos haciendo lo que Milei no hace: trabajar codo a codo con quienes piensan distinto, porque primero está la gente”.
Pero lo verdaderamente significativo fue lo que poco se vio de Gentile y que, sin embargo, define el tono de este nuevo tiempo que intenta abrirse paso en medio de la crisis.
Lo que poco se vio de Gentile fue justamente lo más valioso: una política que no busca competir, sino construir. Que no actúa para acumular poder, sino para liberar a su comunidad de problemas concretos. Una política que deja de lado el cálculo y elige el compromiso.
Sin renunciar a su identidad, Gentile apostó al diálogo y al trabajo conjunto. Frente a la urgencia social, eligió sumar, no restar. Hizo política no para confrontar, sino para transformar. Y en ese gesto, se mostró una forma de liderazgo diferente: menos ruidoso, más efectivo.
En tiempos de grietas, desconfianzas y discursos de odio, ese tipo de actitud —la de construir puentes en vez de trincheras— libera. Porque rompe con la lógica mezquina y da lugar a otra idea de Estado: uno que escucha, que llega, que resuelve.
¿Qué dejó la visita?
Un nuevo centro de salud de alto nivel para un barrio que lo necesitaba.
Reconocimiento mutuo entre Provincia y Municipio, en un contexto adverso.
Compromisos concretos para seguir trabajando frente a la crisis hídrica.
Un ejemplo de que la política no siempre tiene que ser sinónimo de grieta.
Y ambos se aplaudieron de manera sincera en sus respectivas intervenciones. Ninguno fue indiferente al otro. Hubo respeto, personal e institucional.
Lectura política
En el camino hacia una elección importante como la del 7 de septiembre, y en medio del ajuste nacional, el acto en Nueve de Julio fue también una muestra de que otro modo de hacer política es posible. Uno que se base en el territorio, en las obras concretas, y en la capacidad de encontrar puntos en común sin renunciar a las convicciones.
Mientras la motosierra nacional corta recursos, en Nueve de Julio se encendió una señal distinta: cuando el Estado llega con soluciones, con salud, con inversión, la gente responde con apoyo. Y la política, con hechos.
Y comienza el afianzamiento de un camino de construcción mutua, como el que se observa en el distrito: articulación conjunta entre instituciones y comuna por un Nueve de Julio superador.
Los versos propios que se dan antes de las elecciones…después se olvidan de todo como siempre. Son todos iguales!!