Este lunes 5 de febrero se cumplrán 26 años del deceso del beato Eduardo Pironio. Y en iglesias de varios puntos de la argentina se reza teniendo al nuevejuliense en el centro del altar.
En la diócesis de Nueve de Julio en las misas de la mañana se lo recordó empezando por el Carmelo San José donde se ofició la primera celebración del Día de Precepto. Y luego siguieron en las demás.
En Luján, donde descansa su cuerpo en todas las misas se pidió por su Eterno descanso. Lo mismo ocurrió en templos de Córdoba, Avellaneda y Mar del Plata.
En el caso de Junín, las oraciones por el sacerdote nuevejuliense Eduardo Pironio tomaron una especial dimensión.
En la parroquia San Ignacio de Loyola, este 4 de febrero, en vísperas del vigésimo sexto aniversario ‘del regreso a su Casa por ser amigo de Dios’ como se habla de Pironio, en todas las Misas, en Junín el nuevejuliense está en el centro del alter.
Y la importancia que se ha dado a esta jornada es no solo por su mensaje de fe, esperanza y amor al Señor del propio Eduardo Pironio sinó porque las misas tienen un gran particularidad, la Copa del Vino.
El copón o copa preciosa que se usa para la consagración del vino en la misa, perteneció a Eduardo Pironio. No fue en la vida del beato una copa más. Fue la de su primera misa y se la obsequió a otro nuevejuliense. Su primo, Alfredo Pironio.
El sacerdote que estuvo en la Diócesis Mercedes-Luján estuvo al frente de la parroquia de Junín de San Ignacio de Loyola dos años, entre 1989 y 1991, y dejó ese obsequio en la parroquia que recibió de regalo del hoy beato. Y ese regalo-copa no solo alcanza mayor dimensión, sino que ante su relevancia se usa en todas las misas de este domingo.
Mañana, en Nueve de Julio, en su casa natal ubicada en Cardenal Eduardo Pironio y Hipólito Yrigoyen se rezará el rosario desde las 19 horas por su Eterno descanso.


