
El fortalecimiento institucional obtenido por el gobierno de Milei el 28 de octubre, no dejó notar la continuidad del deterioro del proceso macroeconómico mientras era sostenido por la microeconomía del país.
El periodismo se envalentonó y se subió a la cresta de esa ola triunfalista. La Justicia Federal, como corresponde, respondió a la lo que parecía consolidarse, propagando sentencias para dar cuenta de su apoyo a la institucionalidad vigente.
A partir de ayer (15/12) el BCRA tendrá una tasa de devaluación de la inflación (a partir del 1 de enero) ¿por qué? Porque no solo no sabe el gobierno dónde está parado, sino que tampoco sabe hacia dónde se dirige: porque comenzará la economía a indexar los contratos.
¿Qué fue lo que pasó?
La ignorancia generalizada dejó entrever que el éxito de la impunidad, luego de un triunfo institucional, es infinita (la impunidad y la ignorancia).
Hasta que “la realidad” se impone (como le pasó a Alfonsín recurriendo al salvavidas del Plan Austral -que ni era plan ni fue salvavidas).
La microeconomía sostenía a la macroeconomía, pero, se le acabaron los ahorros y las ventas a la economía: no por otra cosa cierra desde el 28, una empresa por hora.
El problema que tenemos como país es que por ese triunfo del 28 no es posible el juicio político.
P.D.: Resta rezar mucho, desear que quede alguna empresa abierta para cuando esto termine; y estar preparados los Intendentes, por si el desmadre alcanza el proceso que fundó a la Sociología como disciplina: anomia.


