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Monseñor Ariel Torrado Mosconi: ‘La vida es una peregrinación de esperanza’

Fue en la Misa del Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos, donde el obispo de Nueve de Julio reflexionó sobre la vida como una peregrinación que nos fortalece con esperanza ante una nutrida columna de peregrinos que recorrió toda la noche con alegría, cánticos y oraciones

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La 47ª edición de la peregrinación al Monasterio Benedictino Santa María de Los Toldos se vivió este año con una profunda espiritualidad y alegría. Monseñor Ariel Torrado Mosconi, quien presidió la misa de la mañana, destacó que “la vida es una peregrinación de esperanza”.

A lo largo de la noche, miles de peregrinos caminaron desde el Santuario Nuestra Señora de Fátima, hasta el monasterio, llevando en sus corazones la fe y la esperanza en la Virgen María.

“La peregrinación no es solo un acto de devoción, sino un reflejo de nuestra vida cotidiana”, expresó Monseñor Torrado Mosconi, invitando a todos a ver este camino como una metáfora del caminar espiritual de cada uno. “En la vida, también encontramos momentos de entusiasmo y momentos de cansancio, pero lo importante es que, si confiamos en Dios y nos apoyamos en nuestros hermanos, siempre podemos seguir adelante”, subrayó el obispo.

“Sin duda, la casa de la Madre es nuestra casa”, comenzó diciendo Monseñor Torrado Mosconi, refiriéndose a la figura materna de la Virgen María como refugio y sostén espiritual. “Donde está nuestra Madre, está nuestro hogar. Hoy, al llegar aquí, sentimos el cobijo, el cuidado y la ternura de esta Madre que nos abraza”. Con estas palabras, invitó a los peregrinos a sentirse acogidos por la Virgen y a vivir la experiencia de la peregrinación con renovada esperanza.

La homilía se centró en la reflexión sobre el agua viva que brota del costado de Cristo, tal como se describe en el libro del profeta Ezequiel. “Del costado del templo brotó un agua que daba vida, que todo lo que tocaba sanaba”, explicó el obispo, relacionando esta imagen con la Eucaristía, donde se reactualiza el sacrificio de Cristo y brota esa agua viva que renueva el espíritu de los creyentes. “Hoy el Señor quiere tocarnos con esa agua viva, para llenarnos de esperanza, para liberarnos del pecado y fortalecer nuestro ánimo en el camino”, añadió.

Asimismo, el obispo destacó la importancia de la unidad y la solidaridad en la comunidad de creyentes. “No podemos peregrinar solos. Necesitamos de la ayuda de nuestros hermanos para seguir adelante, para mantener viva la esperanza”, expresó, subrayando que la vida misma es una peregrinación en la que cada paso cue.ntaEn esta ocasión especial, también se recordó al Cardenal Eduardo Francisco Pironio, reconocido modelo de esperanza y fe para la diócesis, y se pidió su intercesión para que todos los peregrinos pudieran seguir firmes en su camino de esperanza.

La caminata fue acompañada por cánticos, oraciones y una alegría contagiante, que no se vio empañada ni por el frío de la madrugada. Los peregrinos se unieron en un solo corazón, movidos por la devoción a la Virgen y la fe compartida en el caminar. “Es conmovedor ver cómo esta columna de peregrinos recorre el camino con esperanza, sabiendo que al llegar a este monasterio, encontrarán consuelo y renovación”, afirmó el obispo.

La misa estuvo enriquecida por la participación de los monjes benedictinos del monasterio, quienes acompañaron la liturgia. Además, el padre José Pedraza, quien motivó a los peregrinos durante su caminata, llevó en procesión la imagen de la Virgen de Luján, simbolizando la cercanía de María en cada paso del camino.

El coro de jóvenes de Los Toldos también fue una parte esencial de la celebración. Con su música, llenaron el ambiente de gozo y esperanza, y la voz de Antonella Costanzo le dio un brillo especial a los cánticos, llenando de emoción a todos los presentes. La música fue un reflejo de la alegría que los peregrinos compartieron durante toda la noche de caminata.

Monseñor Torrado Mosconi aprovechó para reflexionar sobre el agua viva que brota del costado de Cristo, tal como se menciona en las Escrituras. “Hoy, al celebrar la Eucaristía, nos acercamos a esa fuente de vida que nos da fuerza para seguir adelante”, dijo el obispo, invitando a los fieles a renovar su esperanza en cada paso de su vida.

La misa concluyó con un profundo agradecimiento a todos los peregrinos que, con sacrificio y amor, llegaron hasta el Monasterio para compartir esta experiencia de fe. “Que esta peregrinación, que lleva 47 años, siga siendo un testimonio de esperanza, que nos anime a seguir caminando con fe en nuestra vida diaria”, concluyó Monseñor Torrado Mosconi.

Esta peregrinación, con su espíritu de unidad, alegría y devoción, no solo fue un acto religioso, sino también un recordatorio de que, en cada momento de nuestra vida, estamos llamados a seguir adelante con esperanza, apoyados por la fe y la Virgen María, que nos acompaña en cada paso.

La misa incluyó en el final un sentido pedido al Señor para que todos los presentes recibieran la fuerza necesaria para continuar su peregrinación, tanto en la vida cotidiana como en su camino de fe. “Que podamos ser testigos de esta esperanza y transmitirla a nuestros hermanos”, concluyó Monseñor Torrado Mosconi, pidiendo la gracia de Dios para todos.

La celebración fue un recordatorio del significado profundo de la peregrinación, no solo como un acto religioso, sino también como una metáfora de la vida misma: un camino de desafíos, pero también de confianza y esperanza, sostenido por la fe y la comunidad.

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