El debut de la Boleta Única Papel (BUP) dejó un dato curioso en las elecciones legislativas: la suma de los votos nulos y blancos se posicionó como la cuarta opción en la provincia de Buenos Aires, superando incluso a figuras políticas como Florencio Randazzo. El porcentaje de votos nulos fue del 2,28%, mientras que el voto en blanco alcanzó el 1,15%.
En un contexto de amplio debate sobre las reformas en el sistema electoral, las recientes elecciones legislativas en la Argentina marcaron el debut de la Boleta Única Papel (BUP), un sistema que, a pesar de haber sido bien recibido, dejó algunos resultados sorprendentes. Entre los datos más llamativos, destaca la suma de los votos nulos y blancos, que se posicionó como la cuarta opción más elegida en la provincia de Buenos Aires.
En términos de porcentajes, el voto nulo alcanzó el 2,28% en el territorio bonaerense, lo que equivale a 206.177 personas. A nivel nacional, esta cifra ascendió al 2,46%, con un total de 567.077 votos nulos, un aumento respecto al 1,8% registrado en las elecciones de 2021. Por su parte, el voto en blanco en la provincia de Buenos Aires fue del 1,15%, lo que representa 103.947 votantes.
Si se combinan ambos tipos de voto, nulo y blanco, esta opción alcanzó el 3,43% en la provincia, colocándose en el cuarto lugar, solo por debajo de la boleta que llevaba a Nicolás del Caño (5,04%). Este porcentaje incluso superó a figuras como Fernando Burlando (2,79%) y la agrupación Provincias Unidas (2,44%).
El voto en blanco, bajo el nuevo sistema de la Boleta Única Papel, no anula otras selecciones dentro de la boleta. Es registrado como tal y computado para esa categoría sin beneficiar ni perjudicar a ninguna lista particular. En tanto, el voto nulo se produce cuando no es posible establecer válidamente las preferencias del elector, ya sea por marcas indebidas o por el uso de boletas no oficializadas. La ley también establece que el voto será nulo si se incluyen inscripciones o elementos que puedan identificar al elector.
En cuanto a los votos recurridos, aquellos cuya validez o nulidad sean cuestionadas por autoridades de mesa o fiscales, se enviarán cerrados a la Justicia Nacional Electoral para que esta entidad decida sobre su validez.
Este fenómeno de votos nulos y blancos plantea interrogantes sobre el desinterés o desconfianza de una porción del electorado en el proceso electoral, especialmente en un contexto donde los candidatos tradicionales y las nuevas fuerzas políticas continúan ganando espacio en el debate público.


