Este domingo 17 de agosto, en conmemoración del 175º aniversario del fallecimiento del General Don José de San Martín, el municipio de Nueve de Julio llevó adelante el acto en el Salón Blanco del Palacio Municipal, encabezado por la intendente Dra. María José Gentile. El homenaje contó con la participación de autoridades, instituciones educativas y de la comunidad, vecinos y representantes de distintas áreas de la comunidad.
El acto comenzó con la recepción de las banderas de ceremonia entre calurosos aplausos, seguida por la entonación del Himno Nacional Argentino, interpretado por la Banda Municipal “Jesús Abel Blanco”, dirigida por el profesor Gustavo Tévez.
Participaron también la Policía Comunal, Bomberos Voluntarios, Guardia Urbana, Patrulla Rural, inspectores de tránsito, junto a delegaciones escolares del Jardín San Agustín, colegios Los Ceibos, Escuelas Técnicas Nº 1 y Nº 2, Escuelas Primarias Nº 5 y Nº 24 y la Unidad Académica Nueve de Julio.
Oración y reflexión: un legado vigente
El acto continuó con una oración interreligiosa a cargo del padre Adolfo Petti y el pastor Juan Pablo Fulci, quienes invitaron a reflexionar sobre el legado de San Martín desde una perspectiva espiritual y ciudadana. “Hoy podemos defender nuestra patria siendo buenas personas, buenos vecinos”, expresó el pastor Fulci.
Posteriormente, la intendente Maria Jose Gentile junto al concejal Julio Bordone colocaron una ofrenda floral frente al busto del prócer.
Se realizó también un minuto de silencio a las 15:00 horas, hora exacta del fallecimiento de San Martín en 1850, tal como lo establece el Decreto 1021/88, que ordena que las banderas nacionales se mantengan a media asta de 14:30 a 15:30 en señal de duelo.
Presente y futuro: el legado que nos interpela
Uno de los momentos más destacados del acto fue el testimonio del veterano de Malvinas Sergio Brangeri, quien conmovió al público al compartir una anécdota vivida con un niño de jardín que, en su inocencia, le preguntó si había peleado junto a San Martín. “Es algo que me voy a llevar para siempre en el corazón”, expresó con emoción. En sus palabras, convocó a rescatar los valores del Libertador: “unidad, disciplina, humildad y amor por la patria”.
El mensaje de Maria Jose Gentile: un llamado al respeto
En su discurso, la intendente María José Gentile convocó a mirar más allá de la figura histórica del prócer, y a llevar su legado a la vida cotidiana:
“La grandeza de una nación no está en su riqueza, sino en la responsabilidad de sus ciudadanos”, señaló.
Rememorando la valentía del sargento Cabral durante la batalla de San Lorenzo, Gentile remarcó que el acto heroico de salvar a San Martín no fue solo una muestra de coraje, sino de conciencia cívica:
“Cabral no pensó en su propia seguridad, pensó en el bien común. Hoy no luchamos con espadas ni caballos, sino contra la indiferencia, el egoísmo y la pasividad”.
La jefa comunal hizo hincapié en las “batallas del presente”: el respeto por el espacio público, el compromiso con el vecino, el cuidado del medio ambiente y la empatía diaria. “San Martín y sus hombres no solo nos legaron la independencia, nos dejaron un mandato moral: ser ciudadanos comprometidos y solidarios”.
El acto concluyó con la entonación del Himno a San Martín, mientras las banderas permanecieron en descanso, en homenaje al Padre de la Patria.
Mensaje de la Intendente de Nueve de Julio, Maria Jose Gentile/Texto completo
Hoy, 17 de agosto, nos detenemos para recordar a uno de los hombres más grandes de nuestra historia: el General José de San Martín. La palabra inmortalidad cobra un nuevo sentido al pensar en él, porque su legado no son solo fechas y batallas, sino un conjunto de valores que, a pesar del tiempo, siguen siendo urgentes para nuestra nación.
Muchos conocen sus hazañas más grandes, como la travesía de los Andes, una gesta que parece una fantasía, un acto de voluntad tan monumental que desafía la lógica. Pero hoy quiero traer al presente una historia más íntima, un acto de coraje que nos habla de la esencia misma de su ejército y, por extensión, de lo que significa ser un buen ciudadano.
Nos remontamos al 3 de febrero de 1813, durante la Batalla de San Lorenzo. El combate era feroz. San Martín estaba en el frente, liderando a sus granaderos. En el fragor de la lucha, su caballo fue derribado y quedó atrapado bajo el animal. Los enemigos se abalanzaban sobre él, y su vida pendía de un hilo.
En ese momento crítico, un hombre, el sargento Juan Bautista Cabral, no dudó. Con una valentía que solo puede venir de un profundo sentido del deber, se arrojó para liberar a San Martín. Cabral sabía que proteger a su líder era proteger el destino de la expedición, de la causa de la independencia. Logró su cometido, pero fue herido mortalmente en el acto. Mientras agonizaba, sus últimas palabras, según se cuenta, fueron: “Muero contento, hemos batido al enemigo.”
¿Qué nos enseña esta historia? Nos habla de sacrificio, de la idea de que hay algo más grande que uno mismo. Nos habla de solidaridad, de la convicción de que el bienestar del otro está ligado al propio. Cabral no pensó en su propia seguridad; pensó en el bien común. En un instante, supo que el futuro de la patria dependía de su acto desinteresado.
Hoy, no libramos batallas con espadas y caballos. Nuestra lucha es contra una amenaza más silenciosa pero igual de peligrosa: la indiferencia. Vivimos en una época en la que a menudo nos encerramos en nuestro mundo. Nos cuesta preocuparnos por el otro, por el vecino que tiene una necesidad, por el espacio público que nos pertenece a todos.
La valentía de esos granaderos contrasta con la pasividad con la que a veces ignoramos el dolor ajeno. Nos olvidamos de que somos parte de una comunidad. Lo vemos en esos ruidos molestos que algunos jóvenes generan por pura rebeldía, como si la paz del barrio no fuera un bien común. O cuando dejamos nuestra basura en la rambla o en la vereda del vecino, como si la responsabilidad fuera siempre de otro. Esos pequeños actos son la indiferencia de todos los días, la que nos corroe por dentro y nos impide construir un lugar mejor para vivir.
San Martín y sus hombres no solo nos legaron la independencia; nos dejaron un mandato moral. Nos mostraron que la grandeza de una nación no está en su riqueza, sino en la responsabilidad de sus ciudadanos. Que la libertad se construye con pequeños actos cotidianos de cuidado, de respeto y de empatía.
Recordar a San Martín hoy no es solo honrar a un prócer. Es un llamado a la acción.
Es una invitación a ser un poco más como Cabral: a sacrificar un poco de nuestra comodidad por el bien del otro, a cuidar de nuestro entorno como si fuera la casa de todos, a ser solidarios no solo en las grandes tragedias, sino en el día a día.
Que el espíritu de San Martín nos inspire a ser valientes no en la guerra, sino en la paz. Que nos motive a levantar la vista de nuestra rutina y ver la necesidad del otro. Que nos impulse a cuidar de esta patria que él nos legó.
Porque la inmortalidad de San Martín reside, en última instancia, en lo que nosotros hacemos para honrar su legado.
Muchas gracias.