Desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires (CVPBA) se suman al debate cada vez más presente en los ámbitos sanitarios y productivos: ¿debe Argentina dejar de vacunar contra la fiebre aftosa? Con la región avanzando hacia un estatus libre sin vacunación, el tema vuelve a estar sobre la mesa, pero desde la institución remarcan que no se trata de preguntarse “si”, sino “cuándo” y, sobre todo, “en qué condiciones”.
El impulso regional es claro. Brasil y Bolivia ya fueron declarados libres de fiebre aftosa sin vacunación, lo que generó un nuevo clima de discusión entre veterinarios, productores y toda la cadena de ganados y carnes. En este contexto, desde el CVPBA advierten que cualquier decisión debe estar precedida por una profunda planificación técnica, sin apresuramientos.
Condiciones antes que decisiones
“Eliminar la vacunación de forma inmediata sería un error”, sostienen desde el Colegio. La experiencia internacional demuestra que alcanzar el estatus libre sin vacunación exige una transición meticulosa, basada en la evaluación de riesgos y el fortalecimiento del sistema sanitario. A pesar de que hoy no se observa circulación activa del virus, alertan sobre el riesgo de reintroducción de cepas que no están contempladas en las vacunas actuales: existen al menos cuatro variantes circulando a nivel mundial que representan una amenaza real para el estatus sanitario nacional.
Un sistema que necesita fortalecerse
Para avanzar en este proceso, desde el CVPBA enumeran una serie de requisitos indispensables:
Reforzar el Sistema Sanitario Nacional, con liderazgo del SENASA y participación activa de todos los actores del sector.
Ampliar y actualizar las capacidades técnicas, en campo, fronteras y laboratorios.
Mejorar la capacidad de detección y respuesta temprana ante sospechas.
Asegurar el control de movimientos y trazabilidad de animales.
Desarrollar planes de contingencia y simulacros conjuntos.
Capacitar de forma permanente a todos los integrantes del sistema.
Producir y distribuir materiales de divulgación para productores y técnicos.
Crear un fondo económico de emergencia para actuar con rapidez ante cualquier brote.
Mantener un banco de antígenos y vacunas actualizado.
“Todo esto requiere tiempo, voluntad política y trabajo colectivo”, subrayan.
El rol clave del veterinario en el territorio
Mientras tanto, hay un punto en el que los profesionales ya pueden actuar: la vigilancia activa y la notificación temprana. “Es una herramienta vital y muchas veces olvidada”, señalan desde el CVPBA. La experiencia internacional demuestra que, cuando una enfermedad deja de verse durante años, el diagnóstico puede retrasarse, como ocurrió en Inglaterra, Japón y recientemente en Hungría, donde el costo de esos errores fue millonario.
Liderar desde el territorio
“Debemos liderar desde nuestro lugar”, remarcan. Los veterinarios, junto a los productores, tienen la responsabilidad de mantener la alerta y notificar cualquier signo clínico compatible con fiebre aftosa u otras enfermedades vesiculares. Esta actitud fortalece la confianza internacional en la carne argentina y aporta al prestigio del sistema sanitario.
Desde el CVPBA consideran que el camino hacia una Argentina libre de fiebre aftosa sin vacunación debe comenzar, pero sin improvisaciones. “La decisión no puede tomarse a la ligera. Hacerlo correctamente será una demostración de confianza en nuestras capacidades técnicas y en la fortaleza del sistema sanitario nacional.”