En el marco del Te Deum por el aniversario de la Independencia, celebrado en el comienzo de la tarde de este miércoles 9 de julio en la Iglesia Catedral Santo Domingo de Guzmán, el obispo diocesano Ariel Torrado Mosconi ofreció una homilía profundamente comprometida con la actualidad del país y del mundo, centrando su mensaje en la construcción de la paz como fruto de la justicia, el diálogo y la concordia.
La ceremonia contó con la presencia de la intendente de Nueve de Julio, María José Gentile, quien asistió junto a funcionarios de su gabinete, y del presidente del Concejo Deliberante, Sebastián Malis.
Durante su predicación, monseñor Torrado Mosconi exhortó a toda la comunidad a no caer en la indiferencia ni en los discursos que siembran enfrentamiento, advirtiendo sobre dos grandes peligros que amenazan la convivencia: el individualismo y la exacerbación de la violencia.
“El rostro actual del egoísmo en nuestras sociedades occidentales es, claramente, el individualismo. (…) ¡Por este camino las personas se quedan solas y las sociedades se rompen!”, expresó con énfasis.
Inspirado en las lecturas del día –Isaías, el Salmo 84 y el Evangelio de las Bienaventuranzas–, el obispo afirmó que la justicia es el camino hacia la paz verdadera, y que toda comunidad madura se construye con responsabilidad compartida, trabajo conjunto y cuidado de los más débiles.
Asimismo, denunció la manipulación ideológica, el populismo y la polarización que afectan tanto al país como al mundo entero. “¿Podemos creer que palabras agresivas y tendenciosas puedan producir algo bueno y pacífico?”, se preguntó con tono crítico, al tiempo que pidió rechazar discursos que demonizan al otro.
En un mensaje cargado de actualidad, Torrado Mosconi recordó que la unidad no significa uniformidad, y citó al Papa León al poner como ejemplo la comunión entre Pedro y Pablo, personalidades muy distintas que supieron vivir la concordia.
“¡No nos salva el conflicto! Debemos reaprender la gramática del diálogo y la integración”, sentenció.
Al finalizar, el obispo elevó un mensaje de esperanza citando al beato Eduardo Francisco Pironio, a quien llamó “santo con los pies en la tierra y el corazón en el cielo”. Recordó sus palabras proféticas: “No me canso de gritar la esperanza. (…) La esperanza es capaz de superar las dificultades y las desavenencias… Es asumir con responsabilidad y fortaleza la misión de construir”.
Finalmente, invitó a todos los presentes a ponerse “codo a codo y manos a la obra”, confiando en la ayuda de Dios para seguir construyendo una sociedad basada en el bien común, la verdad y la paz.