La muerte de Michael Jackson ocurrió el 25 de junio de 2009, en su casa en North Carolwood Drive, en el barrio de Holmby Hills de Bel-Air, Los Ángeles, California. Jackson fue encontrado sin respirar y con un pulso apenas detectable por su médico personal, Conrad Murray, quien administró la RCP sin éxito.
La autopsia reveló que Jackson murió debido a una intoxicación aguda de propofol y benzodiazepina. Murray había estado suministrando propofol a Jackson como ayuda para dormir, a pesar de no tener el equipo de monitorización adecuado. La investigación concluyó que la muerte de Jackson fue un homicidio, y Murray fue condenado por homicidio involuntario en 2011.
La noticia de la muerte de Jackson provocó una oleada de reacciones en todo el mundo, con aumentos sin precedentes en el tráfico de Internet y un aumento en las ventas de su música. Un servicio conmemorativo público se llevó a cabo en el Staples Center de Los Ángeles, el 7 de julio de 2009, con una audiencia global estimada de mil millones de personas.
La muerte de Jackson llevó a Sony Music Entertainment a firmar un acuerdo de 250 millones de dólares con el patrimonio de Jackson para conservar los derechos de distribución de sus grabaciones y lanzar siete álbumes póstumos. El legado de Michael Jackson sigue siendo relevante en la actualidad, y su música sigue siendo una parte importante de la cultura popular.