miércoles, abril 24, 2024
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La Iglesia celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María

Es que la Virgen María fue preservada del pecado desde el momento de su concepción y se recuerda en muchos países de todo el mundo

Cada 8 de diciembre la Iglesia celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, doctrina de origen apostólico que fue proclamada dogma por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854 con la bula Ineffabilis Deus – inefable Dios -.

María es la “llena de gracia”, del griego “kecharitomene” que significa una particular abundancia de gracia, es un estado sobrenatural en el que el alma está unida con el mismo Dios.

Las devociones a la Inmaculada Virgen María son numerosas, y entre sus devotos destacan santos como San Francisco de Asís y San Agustín.

Previamente, la devoción a la Concepción Inmaculada de María fue llevada a toda la Iglesia de Occidente por el Papa Sixto IV, en 1483.

La Inmaculada Concepción hace referencia a la manera especial en que fue concebida María. Esta concepción no fue virginal ya que ella tuvo un padre y una madre humanos, pero fue especial y única de otra manera.

“Para ser la Madre del Salvador, María fue ‘dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante’. El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como ‘llena de gracia’. En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios” (490).

Esto significa que María nunca pecó, debido a la forma de redención que se aplicó a María en el momento de su concepción, ella no solo fue protegida del pecado original, sino también del pecado personal.

María fue concebida inmaculadamente como parte de su ser “llena de gracia” y así “redimida desde el momento de su concepción” por “una singular gracia y privilegio de Dios Todopoderoso y por virtud de los méritos de Jesucristo, salvador de la raza humana”.

Cristo y María fueron también concebidos inmaculados. Ambos permanecieron fieles y a través de ellos la humanidad fue redimida del pecado.

En palabras de San Juan Pablo II, podemos decir que “María, al lado de su Hijo, es la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad y del cosmos. La Iglesia debe mirar hacia ella, Madre y Modelo, para comprender en su integridad el sentido de su misión”.

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