Teniendo en cuenta el uso cada vez mayor de teléfonos inteligentes y de redes sociales, estudiantes que ya son propensos a la intimidación podrían estar inclinándose por el acoso cibernético, accionar conocido popularmente como ciberbullying. La principal plataforma de despliegue son las redes sociales, situación que comenzó a hacerse cada vez más visible en los últimos años, mucho antes de la existencia del Covid-19 y de la cuarentena. Lejos de tratarse de episodios aislados, algunos indicios de que nos encontramos en la Argentina ante una problemática arraigada son los últimos datos oficiales de las Pruebas Aprender, correspondientes a los años 2016, 2017 y 2018. Los resultados 2019, tanto nacionales como jurisdiccionales, aún no fueron difundidos. ¿Qué muestran los indicadores oficiales? Por un lado, se viene registrando una baja en el porcentaje de niños y niñas que, en el sexto año de la escuela primaria, dicen llevarse bien con todos o con la mayoría de sus compañeros/as. Si bien la disminución es leve, debería ser motivo de una indagación más profunda dado que la caída se registró tanto en 2017 como en 2018: pasó del 80% en 2016 al 77% en 2018. En tanto, en lo que se refiere a los estudiantes del nivel secundario, el último dato disponible data de 2017 y muestra que el 70,8% de los alumnos/as entrevistados dijo llevarse bien con todos o con la mayoría de sus compañeros/as. Asimismo, 4 cuatro de cada 10 alumnos/as de sexto año de la primaria que fueron consultados afirmaron la existencia de insultos, amenazas y agresiones por parte de estudiantes en las redes sociales. En ese sentido, al referirse a la frecuencia de este tipo de accionar, el 22% contestó “algunas veces”, mientras que el 16% optó por manifestar “siempre” o “muchas veces”. En tanto, en lo que se refiere a la perspectiva manifestada por alumnos/as de secundaria, los indicadores son menos elevados ya que 2 de cada 10 de los consultados/as reconocieron la existencia de insultos, amenazas y agresiones en redes sociales por parte de estudiantes. En provincia de Buenos Aires, los datos específicamente jurisdiccionales también muestran esta tendencia. “El propio marco normativo a nivel nacional e internacional muestra que el combate y la prevención del acoso escolar no solo es una responsabilidad que le cabe a las familias y a las escuelas. Se necesitan políticas públicas permanentes y perdurables, con la intervención de distintos organismos del Estado, en todos sus niveles”, concluyó Martello. |