En un contexto de complejidades políticas, económicas y sociales en ambos países, la relación bilateral entre Argentina y Brasil muestra signos de tensión que amenazan la histórica alianza comercial y regional entre las dos principales economías de Sudamérica.
Desde la ciudad de Sao Paulo, Faisal Metne describió un escenario donde la presión política y económica se siente tanto en las calles como en las oficinas gubernamentales. “Argentina atraviesa un cambio drástico, pasando de gobiernos de social democracia a uno de ultraderecha, mientras Brasil mantiene una orientación socialista”, explica Méndez. Esta divergencia ha tenido repercusiones en el diálogo bilateral, especialmente en la última cumbre del Mercosur, donde la rotación de presidencias evidenció distanciamientos políticos que impactan la cooperación económica.
Según las últimas encuestas, la aprobación del gobierno argentino presenta un alto índice de desaprobación (41%) motivada principalmente por la crisis económica, donde sólo un 16% de la población considera que la economía va bien. Argentina, con una población de 47 millones, es la segunda economía del continente, detrás de Brasil, con 213 millones de habitantes.
En cuanto al comercio, Metne señala que las relaciones ya no “camina bien”, debido a políticas internas que dificultan acuerdos y la imposición de tarifas y sanciones que afectan especialmente la agricultura y la ganadería argentinas. Brasil, por su parte, ha buscado fortalecer lazos con Estados Unidos, lo que complica aún más la dinámica regional.
Respecto a la influencia de Estados Unidos, el periodista subraya que la imposición de tarifas más bajas a Brasil (10%) frente a las más altas para Argentina (50%) genera tensiones comerciales adicionales. En este sentido, Méndez alerta sobre la necesidad de “dejar de lado las ideologías políticas” para preservar la integración productiva y comercial dentro del Mercosur, especialmente en sectores claves como la agricultura, la siderurgia y la industria automotriz.
Por último, sobre las recientes flexibilizaciones argentinas en materia de importaciones, el análisis desde Brasil es cauteloso: “Se debe sentar a la mesa de diálogo para evitar que las políticas proteccionistas impacten negativamente en la producción y el mercado interno de ambos países”.
El panorama se complejiza aún más con la cuestión energética, donde la gestión de la binacional Itaipú y la venta de excedentes de energía suman otra arista a las relaciones regionales.
Concluye Faisal Metne destacando que, a pesar de las diferencias, “la economía y la realidad de dos naciones tan cercanas hablarán más alto”, y que el futuro de la integración sudamericana depende de la capacidad de ambos gobiernos para superar las divergencias y fortalecer un diálogo constructivo.
Desde Sao Paulo para Cadena Nueve, Faisal Metne.


