Una fecha destacada en la historia de la ciencia y la exploración conmemora uno de los logros más impresionantes del conocimiento antiguo: la medición de la circunferencia de la Tierra realizada por Eratóstenes de Cirene, matemático, astrónomo y geógrafo griego que ejerció como bibliotecario jefe de la célebre Biblioteca de Alejandría. Fue el 22 de junio de 235 a. C.
Reconocido por su vasto saber, Eratóstenes ideó un método ingenioso para calcular el tamaño de la Tierra mediante la trigonometría y simples observaciones del Sol. Su razonamiento se basó en que si dos ciudades se encontraban alineadas en el mismo meridiano, la diferencia en la inclinación de los rayos solares al mediodía indicaría una proporción directa respecto a la circunferencia terrestre.
El experimento se realizó entre Alejandría y Siena (actual Asuán), dos ciudades egipcias separadas por unos 5.000 estadios. Durante el solsticio de verano, Eratóstenes observó que en Siena el Sol se encontraba directamente sobre la cabeza (ángulo de 0°), mientras que en Alejandría proyectaba una sombra con un ángulo de unos 7°.
Aplicando estos datos a la geometría del círculo, concluyó que esos 7° representaban 7/360 de la circunferencia de la Tierra. Multiplicando la distancia conocida entre ambas ciudades por 360/7, obtuvo un resultado de aproximadamente 250.000 estadios como valor total del perímetro terrestre. Aunque no se conoce con precisión la longitud exacta del estadio que utilizó, se estima que su cálculo se acercaba notablemente a la realidad, con un margen de error sorprendentemente bajo para su época.
El trabajo de Eratóstenes no solo sentó las bases de la geodesia y la geografía científica, sino que demostró cómo la observación rigurosa y la matemática podían unirse para resolver grandes enigmas del mundo natural. Su legado sigue siendo un referente para científicos y pensadores hasta el día de hoy.