En una charla cargada de reflexión y profundo análisis, el Padre Daniel Camagna ofreció una nueva perspectiva sobre el perdón durante su intervención en Modo Jubileo en la mañana de este jueves, en el espacio de las 9,30 en ‘Despertate’ por Cadena Nueve y Máxima 89.9 con imagen en Visión Plus TV. En su disertación, el sacerdote subrayó que el perdón no es un acto aislado ni automático, sino un proceso recíproco, que implica una disposición mutua entre las partes involucradas.
“El perdón no es algo puntual, ni mucho menos una acción mecánica”, explicó Camagna, destacando que este es un acto complejo que requiere no solo voluntad, sino también reflexión profunda, humildad y un verdadero arrepentimiento por parte de quien ha causado el daño. El perdón, de acuerdo con el sacerdote, no se puede entender solo desde una perspectiva moralista, sino como un proceso que involucra tanto el pensamiento como el sentimiento, la voluntad y la libertad.
Uno de los aspectos más destacados de su reflexión fue la importancia del arrepentimiento. “El perdón es un acto recíproco, pero si del otro lado no hay un pedido genuino de perdón, si no hay un arrepentimiento, el círculo nunca se cierra”, afirmó. En su opinión, la dificultad de arrepentirse es aún mayor que la de perdonar, ya que requiere liberarse del ego y el orgullo para reconocer sinceramente el error cometido.
El Padre Camagna compartió un recuerdo personal de su experiencia en El Salvador, donde estuvo a cargo de la Comisión de la Verdad en los años 90. Relató cómo un alto líder de la iglesia le expresó que, antes de perdonar, necesitaba saber a quién debía perdonar. “El perdón no es solo un acto de magnanimidad, no es una generosidad gratuita. Es un proceso que involucra el reconocimiento de una falta y una disposición a la reconciliación”, comentó, destacando que, en muchos casos, el perdón queda a mitad de camino si no hay un arrepentimiento genuino del otro.
El sacerdote también profundizó sobre la tendencia social a justificar las propias faltas y errores, incluso en situaciones cotidianas. “Nos cuesta mucho no justificar nuestras faltas, incluso cuando sabemos que actuamos mal. Desde estacionar mal hasta situaciones más complejas, muchas veces preferimos explicarnos que asumir la responsabilidad”, señaló. Este fenómeno, según Camagna, refleja una sociedad cada vez más centrada en el individuo, que prioriza la autocomprensión por encima de la autocrítica.
A lo largo de su intervención, Camagna reflexionó sobre cómo las pequeñas acciones cotidianas, como el respeto en el tránsito o la convivencia en comunidad, reflejan nuestra verdadera naturaleza y nuestra disposición a perdonar y ser perdonados. “Una sociedad se conoce por cómo respeta las normas, por cómo se comporta en lo pequeño, lo cotidiano”, destacó.
En un momento, también recordó la importancia de las acciones colectivas en la iglesia, citando el perdón que Juan Pablo II pidió en nombre de la Iglesia por los pecados cometidos a lo largo de la historia. Aunque muchos cuestionaron la legitimidad de ese perdón, el Padre Camagna lo defendió, señalando que, en una comunidad, la responsabilidad es compartida, y el perdón debe ser un acto de todos, no solo de los que han cometido el error.
Al concluir, el Padre Daniel reflexionó sobre el equilibrio necesario entre el “yo” y el “nosotros”, al hacer consideraciones más comunitarias. En un mundo cada vez más individualista, donde cada quien busca justificarse a sí mismo, Camagna destacó la importancia de encontrar un equilibrio entre los intereses personales y el bien común. “El egoísmo personal no puede destruir el bien colectivo. El verdadero desafío está en poder reconocer que estamos todos en la misma barca”, concluyó.
Con estas reflexiones, el Padre Camagna invitó a los oyentes a reconsiderar no solo la importancia del perdón, sino también la necesidad de un arrepentimiento profundo y una disposición mutua para alcanzar la reconciliación. El perdón, en su visión, es un camino que no se recorre solo, sino en comunidad, con humildad, honestidad y un genuino deseo de sanar las heridas.
