Trump mostraba su irritación en el rostro, sin necesidad de palabras. El sujeto (diría un psicoanalista) mostraba una disforia facial evidente, que delataba su irritación incluso sin pronunciar palabra.
Los psicoanalistas suelen decir que un sujeto es entre dos: un psicoanalista y un analizante. Si vale la analogía (partiendo como metáfora), y en el lugar del primero colocáramos a Trump y en el del segundo a Milei (Caputo y Bausili), la coincidencia es fatal.
Disforia facial de Trump.
Disforia facial del trío (Caputo, Bausili y) de Milei.
Curiosamente, no de Scott Bessent.
¿Por qué?
Bessent, que no es economista y se formó junto a Soros, se dejó engañar. Claro que es fácil engañar a un colega: Caputo es de la misma estirpe que Bessent. Dos escenarios posibles. O Bessent le dijo a Caputo “déjamelo a mí a Trump, que es fácil” (en nombre de Soros). O bien Caputo se lo llevó puesto a Bessent, porque nunca tuvo un Soros a su lado y tuvo que desarrollar más artimañas para engañar solo.
El resultado: no es fácil engañar a un empresario nacionalista y presidente republicando de los Estados Unidos que se ganó su dinero trabajando. Y que luchó siempre contra los globalizadores como Soros, que nunca trabajaron y se ganaron su dinero especulando (como Bessent y Caputo).
El “mercado” entendió rápidamente la señal vertida por Trump (“si ganan las elecciones”); reaccionó a la baja. ¿Por qué? Porque no todos los especuladores son vagos; muchos tienen empresas serias que destinan fondos a la especulación. Y entienden las señales.
Milei, Caputo y Bausili notaron rápidamente que Caputo estuvo más de una semana casi de vacaciones engañando a Bessent. Y que Bessent no era Trump: y que Trump no es estúpido. Ni siquiera quiso que le tradujeran la prosternación cándida de Milei.
Trump conduce al mundo hacia un mundo humanista, democrático y trabajador: en serio. Destruye todas las mentiras del globalismo que se vendió como humanista, feminista y ambientalista (proyecto engañoso de Soros).
Por eso tenemos oportunidad de avanzar con Trump. Claro que se tiene que ir, de algún modo y cuanto antes, Milei. Porque el acuerdo estratégico con el país (Argentina) que propone Trump (Estados Unidos), es de producción y trabajo. Industrialista.
No por otra cosa escasearán lugares para las industrias de nuestras familias industriales de nuestra ciudad de Nueve de Julio y de nuestro Partido. El desarrollo que viene necesita espacio. Y nosotros lo tenemos.
Las cartas están echadas y están a favor del tenor de seriedad que plantea nuestra Intendente. Sin que importe el tenor de la amabilidad (o lo contrario) que tuviéramos con su posición política. Porque ella, no solo es seria, ama en su ejercicio del poder de la ciudad, a nuestroDistrito (ahora, con mayúsculas).
Agencia MTR