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“No me gusta el cura”: ¿alcanza eso para alejarse de la fe?

El Padre Daniel Camagna abordó una de las frases más comunes entre quienes se alejan de la Iglesia en 'Modo Jubileo' en Despertate todos los jueves a las 9.30

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Como cada jueves a las 9:30 en el espacio Modo Jubileo, el Padre Daniel Camagna se sentó frente al micrófono de Despertate (por Cadena Nueve, Máxima 89.9 y Visión Plus TV) para abrir un nuevo capítulo de reflexión, cruzando espiritualidad y vida cotidiana.

Esta vez, la conversación comenzó con una frase tan popular como controvertida:
“No voy a misa porque no me simpatiza el cura.”

Una afirmación repetida desde hace años por muchos creyentes que, a pesar de tener fe, eligen alejarse de la práctica religiosa por motivos personales o de trato.

¿Es una excusa o un síntoma?

El Padre Camagna no rehuyó el tema. Con serenidad y profundidad, analizó la frase desde distintos planos:

“A todos nos pasa tener simpatías o antipatías. Pero cuando eso se convierte en un freno para algo tan esencial como el encuentro con Dios, hay que revisar si estamos mirando al lugar correcto.”

Destacó que esta idea, aunque comprensible desde lo humano, revela una confusión:

“Dios es el centro. El sacerdote es un medio, no el fin. No vamos a misa por el cura, vamos por Dios. Y si no lo entendemos así, algo está desordenado en nuestra fe.”

La Iglesia: santa y pecadora

Uno de los pasajes más fuertes de la charla fue cuando el sacerdote citó a San Ambrosio de Milán, quien ya en el siglo IV hablaba de una “Iglesia santa y pecadora a la vez”.
Una comunidad que custodia lo divino, pero que también está hecha de personas frágiles, imperfectas y a veces equivocadas.

“La Iglesia no es santa por nosotros —aclaró Camagna—. Es santa porque guarda los tesoros de Dios: el Evangelio, los sacramentos, la caridad. Y sí, es pecadora también, porque está hecha por nosotros, los hijos de la Iglesia, con nuestras luces y sombras.”

Clericalismo y exceso de protagonismo

Otro punto que abordó el sacerdote fue la excesiva identificación entre “Iglesia” y “cura”, una distorsión que puede ser peligrosa:

“Hemos ocupado demasiado espacio. A veces somos el único rostro visible. Eso hace que la gente piense que si no le cae bien el sacerdote, la Iglesia entera no le sirve. Y no es así.”

El Papa Francisco ha llamado esto clericalismo, y ha sido un crítico feroz de esa inflación del rol del clero que termina tapando la riqueza de toda la comunidad de fe.

El valor de pedir perdón

Camagna también recordó el gesto histórico de Juan Pablo II en el Jubileo del año 2000, cuando pidió perdón en nombre de la Iglesia por los errores cometidos a lo largo de su historia.

“No fue una puesta en escena. Fue un acto de humildad. Un gesto que muestra que parte del testimonio cristiano también es reconocer los errores, arrepentirse y recomenzar.”

Y añadió que este tipo de actitudes no solo deberían estar en la Iglesia, sino también en toda institución:

“En tiempos de tanta fragmentación, qué saludable sería que todos —iglesia, política, sociedad— hiciéramos un buen examen de conciencia.”

“Volvé a misa, no por el cura, sino por vos”

Al cierre del espacio, el mensaje fue claro y directo:

“Si tu razón para no ir a misa era que no te gustaba el cura, ahora ya tenés una excusa menos. Volvé por Dios, volvé por tu fe, volvé por vos. El sacerdote es solo un medio. El encuentro es con algo —o mejor dicho, con Alguien— mucho más grande.”

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