Es una fecha dedicada a rendir homenaje a quienes trabajan la tierra y hacen posible que los alimentos lleguen a nuestras mesas. Aunque la fecha varía según el país, en muchas naciones de América Latina se conmemora entre mayo y septiembre, en coincidencia con épocas agrícolas significativas o aniversarios históricos vinculados al desarrollo rural.
La celebración busca visibilizar el papel fundamental que cumplen los agricultores en la sociedad. Su labor no solo garantiza la seguridad alimentaria, sino que también impulsa las economías locales, preserva tradiciones ancestrales y sostiene el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. En el contexto actual, marcado por el cambio climático, las crisis económicas y los desafíos globales en materia de sostenibilidad, el rol del agricultor cobra una relevancia aún mayor. La agricultura enfrenta el reto de producir más alimentos con menos recursos, adaptándose a nuevas condiciones sin perder de vista la protección del medio ambiente. Durante esta jornada, diversos gobiernos, comunidades y organizaciones realizan actividades para reconocer públicamente a los trabajadores del campo. También se promueven debates sobre políticas agrarias, acceso a tecnología, financiamiento rural y derechos laborales, temas clave para mejorar las condiciones de vida de quienes dedican su vida a la producción agrícola.