Hoy, 25 de agosto, se celebra el Día Internacional del Peluquero y Estilista. Esta fecha conmemora la canonización de San Luis IX de Francia en 1297, quien designó a su peluquero como “hombre libre” y lo equiparó con caballeros, jueces, médicos y magistrados. Esta decisión elevó la jerarquía social de los peluqueros y les permitió usar un espadín como símbolo de distinción. La profesión de peluquero tiene una larga historia que se remonta a la antigua Grecia y Egipto, donde los esclavos cuidaban el cabello de sus amos. En el Renacimiento francés, los peluqueros se convirtieron en artistas del cabello, creando peinados elaborados y pelucas para la nobleza.
En la actualidad, los peluqueros y estilistas ofrecen servicios personalizados, como cortes de cabello, aplicación de color y tratamientos capilares. También gestionan sus propios salones o trabajan por cita, adaptándose a las nuevas formas de consumo y estilo de vida. La diferencia entre un peluquero y un estilista radica en que el primero se enfoca en el tratamiento y cuidado del cabello, mientras que el segundo asesora la imagen completa de una persona, incluyendo rostro, cuerpo, estilo de vida y moda.