Mientras el INDEC informó que la inflación de julio fue del 1,9% y acumula un 36,6% interanual, un relevamiento privado puso la lupa sobre las variaciones regionales en el costo de vida y dejó al descubierto una realidad cada vez más desigual: llenar el changuito en un supermercado puede costar hasta un 11% más dependiendo de la provincia.
El estudio, elaborado por la consultora Analytica, midió el precio de una canasta básica para una familia tipo de clase media (dos adultos y dos menores), tomando productos de marcas y presentaciones uniformes para eliminar distorsiones y lograr una comparación precisa entre distritos.
En este mapa de desigualdades, la provincia de Buenos Aires aparece con un costo intermedio, pero más accesible que la media nacional. En el conurbano, la canasta se ubicó en $702.844, mientras que en el interior provincial ascendió levemente a $704.283. Ambas cifras están por debajo del promedio de las provincias patagónicas, que concentran los valores más elevados.
En el extremo superior de la tabla se encuentra Santa Cruz, donde el costo del changuito alcanzó los $769.319, seguida por Chubut ($759.467), Tierra del Fuego ($751.937) y Río Negro ($742.188). En el otro extremo, las provincias del noreste lideran los valores más bajos: Misiones con $691.579, Formosa con $693.746 y Chaco con $693.219.
Más allá de los valores absolutos, el informe también detalló las subas mensuales por provincia. En julio, las mayores alzas se registraron en Jujuy (+3,9%), Catamarca (+2,5%) y Corrientes (+2,5%). Curiosamente, Santa Cruz –la más cara del país– tuvo una de las subas más bajas (+0,7%), al igual que Misiones (+1,0%).
Entre los productos que más presión ejercieron sobre el presupuesto familiar se destaca el pan lactal, que aumentó más del 5% en casi todo el país. También el azúcar mostró subas significativas, con picos de +7,6% en provincias como San Juan y Misiones. El café instantáneo y las supremas de pollo empaquetadas también sufrieron aumentos generalizados, aunque más moderados en algunas provincias patagónicas.
Este panorama confirma que la inflación, aunque desacelerada en términos generales, no impacta de manera uniforme y que el acceso a los alimentos básicos depende en gran medida del lugar donde se viva, con provincias como Buenos Aires manteniéndose en un rango más accesible pero aún sujeto a tensiones económicas.