domingo, junio 1, 2025
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Falleció el sacerdote Marianista Enrique Barbudo

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Parafraseando a uno de sus libros ‘El Señor entró a mi casa’, el Sacerdote Enrique Barbudo de la congregación de los hermanos Marianistas, en el comienzo de este lunes 1ª de julio, ‘Entró en la Casa del Señor’.

La Comunidad que lo cobijó y hermandad del colegio San Agustín  tiene la tristeza de su deceso, pero a su vez, tiene la alegría de saber que está al lado de Jesús. Enrique Barbudo partió a la vida eterna con ese íntimo convencimiento.

El Sacerdote había nacido en España el 13 de marzo de 1935. Su padre, Enrique Barbudo Duarte, fue Jefe de marina de ese país habiendo alcanzado la más alta jerarquía. Integraba una familia numerosa.

A poco de cumplir sus 84 años, había regresado de su tierra natal. ‘Viaje para despedirme de mi familia’. ‘Ya es mi tiempo’, adelantó en una de sus últimas caminatas que solía hacer por la ciudad de Nueve de Julio, a CN. También hizo mención a su salud, en oportunidad de presentar su último libro en mayo último, ‘Severiano Ayastuy, el Santo Andarín y Hombre de Dios’, sobre el sacerdote que lo guió dentro de la congregación y luego llevaron adelante una labor pastoral en el Chaco. ‘Ya no camino, ni manejo’ acotó con nostalgia y decía que tenía la alegría que pronto vería a Jesús.

El padre Enrique Barbudo, este domingo, encontrándose en su habitación del Colegio San Agustín se descompensó e ingresó en terapia intensiva en la Clínica Independencia. En los primeros minutos de este nuevo inicio de mes, falleció.

Su cuerpo es velado en la Capilla del Colegio de los Hermanos Marianistas, San Agustín de Nueve de julio, del cual fue su rector en la década del ’70. A las 11 habrá una Misa y ceremonia de despedida y a las 18,30 hs. será sepultado.

Enrique Barbudo fue un sacerdote que llevó bien arriba el mensaje de Jesús. En oportunidad de presentar su último libro – ver video del 23 de mayo 2019, en el Canal Cadena Nueve de YouTube – al explicar el compromiso del padre Severiano Ayastuy, se le hizo la siguiente acotación. ‘Esa es tu vida’, a lo que dijo ‘Sí’.

A poco de cumplir 77 años, contó su propia historia en Cadena Nueve. Fue convocado a ‘Despertate’ para que narrara sus vivencias de tal manera que desde ese dialogo radial la gente supiese sobre su vida más allá del rol de predicador. Sin embargo, el sacerdote estuvo presente en todo momento.

Refirió la decisión de ser sacerdote. Era el mayor de nueve hermanos. Su madre había fallecido joven, dejando a su padre viudo con cinco hijos. Luego, éste se volvió a casar y tuvo cuatro hermanos más.

Tras ordenarse, trabajo en el puerto de Ámsterdam. La congregación lo había enviado a Holanda a predicar desde el trabajo.

A mediados de la década del ‘60 arribó a Argentina, país al que adoptó como suyo, lo amó y se comprometió como uno más, luchando por el bienestar de su gente.

Su misión pastoral la llevó a la Patagonia y luego en Santiago del Estero y desde allí viajaba a El Chaco. El Proceso de Reorganización Militar lo tenía como ‘Cura Tercermundista’ y dejó Nueve de Julio, rumbo a esas regiones. Estuvo amenazado de muerte por su manera de contar las enseñanzas de Jesús.

De regreso en Nueve de julio, impulsó la iglesia de San Pedro y San Pablo en Barrios Unidos, donde todos los días recorría hogares y escuchaba las necesidades de esas familias, procurándole, luego mejor bienestar.

Otro de sus libros fue:  ‘La Vida Consagrada. Don de Dios Padre a la Iglesia’.

En una de sus últimas apariciones públicas, Enrique Barbudo tras decir ‘estoy viejo, ya estoy en la gatera’, reflexionó con profundidad que ‘Dios no nos perdona, nos ama’. Allí refirió que como todo padre a un hijo, lo ama por sobre toda las cosas, y por eso no tiene necesidad de perdonarlo, por ese amor incondicional. Lo mismo sucede con Jesús, enfatizó. Ese amor es tan inmenso que no necesita perdonar. Fue en oportunidad del acto del 24 de marzo del año pasado donde pidió ‘la unidad de los argentinos’.

Hombre abierto, de dialogo, de reflexión, inteligente, amigo de hacer bromas a sus compañeros de congregación, a sus alumnos y amigos.Tenía buen carácter y corazón noble, de comprensión y misericordia.

Enrique Barbudo deja una huella en Nueve de Julio que se notará cada vez más profunda con el paso del tiempo.

Hoy es día de tristeza ante su partida. La comunidad Marianista y sus pares sacerdotes al igual que los hombres de fe, tienen la alegría de saber que está junto al Señor, que descansa en paz, y ha comenzado a vivir la vida eterna.Enrique BarbudoDSC01425

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