Los senadores provinciales Hernán Albisu, Gabriel Pampín, Alfonso Coll Areco y Juan Curuchet comunicaron, días atrás que dejaran de pertenecer al bloque que lidera Sergio Massa para conformar un nuevo bloque denominado “Peronismo Renovador”.
Tomamos esta decisión porque queremos mirar al futuro, desde nuestra pertenencia y militancia peronista, de otra manera.
Cuando en el 2011/2012 decidimos acompañar la construcción del FR, lo hicimos con el convencimiento que ese era un paso necesario para lograra para lograr un Peronismo distinto y mucho mejor de cara a una sociedad con cambios vertiginosos.
Nunca el objetivo fue abandonar la coherencia de las ideas en las que creemos, sino encontrar el camino y los métodos propios de la época que vivimos para llevarlos adelante.
En ese marco hemos sido autores, impulsores y también
hemos acompañado las propuestas centrales del FR en nuestra labor legislativa, como pueden ser las alternativas económicas en servicios y consumo, las limitaciones a los mandatos de los cargos electivos, la transparencia en la publicidad de gobierno o el cuidado del medio ambiente.
Siempre lo hicimos convencidos que era un espacio donde podíamos militar nuestras ideas y valores Peronistas, pero con liderazgos y mecanismos de participación propios del siglo XXI.
Hoy, creemos que la construcción de un Peronismo con liderazgos y mecanismos propios de nuestro siglo -y de lo que nos demanda la ciudadanía- muy rezagado. Un botón de muestra de ello quizá sean las políticas de alianzas realizadas en los últimos tiempos.
Por eso hoy tenemos la convicción de que el principal problema de nuestro movimiento, no es el de los valores que representa y siempre representó. Sino la forma que tienen los liderazgos que interpretan y llevan adelante las políticas concretas para conseguirlos. El formato del liderazgo del Peronismo que conocimos hasta nuestros días se agotó. Y se agotó más allá de quienes sean las personas que encarnen el mismo.
Damos este paso porque es nuestra pequeña contribución para intentar realizar una autocrítica sana, que ayude en la búsqueda y construcción de liderazgos más colegiados, que abandonen los monólogos del liderazgo unipersonal y lo cambien por un liderazgo que privilegia la conversación con el ciudadano.