
Un hombre de 33 años, identificado como Martín Bori y oriundo de la localidad de Olivera, partido de Luján, fue condenado a la pena de un mes de prisión en suspenso y dos años de reglas de conducta por haber matado de un escopetazo a un perro mestizo en septiembre de 2022. La sentencia fue dictada por el Juzgado Correccional N.º 1 de Mercedes, donde se llevó a cabo el juicio oral iniciado el pasado 27 de mayo.
El tribunal consideró a Bori responsable del delito de “daño”, la figura legal más leve dentro de las posibles, pese a las objeciones de la querella, que había reclamado una condena más severa. El animal, un perro mestizo de unos tres años apodado “Billy”, se había escapado de un complejo de cabañas y fue abatido dentro del campo propiedad del acusado, tras recibir al menos 14 perdigones en el abdomen, muchos de ellos en órganos vitales, según reveló la autopsia.
Reglas de conducta y límites legales
Además del mes de prisión en suspenso, Bori deberá cumplir con las siguientes condiciones durante dos años: fijar domicilio, someterse al control del Patronato de Liberados y no cometer nuevos delitos. La sentencia quedó firme, sin posibilidad de apelación ante la Cámara de Casación debido a que la condena es inferior a los tres años de prisión. No obstante, la defensa contaba con un plazo de siete días para presentar un eventual planteo de inconstitucionalidad, aunque fuentes judiciales consideraban poco probable que prosperara.
Controversias en torno a la calificación del delito
Durante su alegato final, la querella expresó su disconformidad con la calificación de “daño”, al considerarla insuficiente para la gravedad del hecho, y solicitó una condena de un año de prisión en suspenso. También cuestionó la desestimación de otras figuras penales más graves, como el maltrato animal o el abuso de armas.
Por su parte, la Fiscalía había pedido una pena intermedia: tres meses de prisión en suspenso y las mismas reglas de conducta que finalmente fueron impuestas.
Un arsenal en el domicilio
En la etapa de instrucción, Bori había sido inicialmente imputado también por tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil y tenencia ilegal de arma de guerra, ya que en su domicilio se halló un pequeño arsenal.
Estos delitos, en conjunto, podrían haber significado una pena de entre cuatro y diez años de prisión. Sin embargo, la Cámara de Apelaciones sobreseyó al imputado en esas causas, por lo que solo llegó a juicio por la muerte del perro.
El acusado fue detenido brevemente tras el hecho, pero recuperó la libertad a las pocas horas debido a que no contaba con antecedentes penales y por su situación familiar.


