Cuando María José Gentile asumió la Intendencia de Nueve de Julio hace dos años, el municipio no tenía finanzas ordenadas ni margen económico. A esa fragilidad inicial se le sumó, apenas cien días después, un hecho traumático: un tornado destruyó un barrio entero y otros sectores de la ciudad, como el autódromo y algunas casas de campo entre otras instalaciones en la zona rural. En medio del caos, la primera en llegar al sinistero en el Barrio ex-matadero, fue ella. No para la foto ni para el discurso, sino para ponerse al frente de los operativos, contener a las familias que habían perdido sus casas y acompañar en el momento más duro.
Con arquitectos, vecinos, voluntarios y estudiantes comenzó un proceso de reconstrucción colectiva. Hoy ya no se habla de eso, quizá porque no se lo usó como bandera política. Pero ocurrió, y marcó un modo de gestionar: estar, escuchar y hacer, aun cuando no haya recursos ni certezas.
Ese estilo fue —y sigue siendo— motivo de críticas.
Se la cuestiona y cuestionó por no confrontar, por no responder con la lógica de la vieja política de gritos, acuerdos espurios y divisiones permanentes. Incluso se intentó destituirla, no por corrupción ni por incapacidad, sino por no encajar en el molde de quienes creen que gobernar es chocar. Gentile eligió otro camino: transparencia, mirada directa y claridad en cada paso.
Ese mismo enfoque se vio con crudeza durante la crisis hídrica y las inundaciones. Con un parque vial municipal destruido y sin herramientas suficientes, optó por coordinar antes que culpar. Creó una Mesa de Coordinación con todos los sectores afectados para ordenar las tareas según urgencias reales. Pidió ayuda, y la consiguió del gobierno provincial, de los productores y algunos comerciantes. Gestionó reuniones por la Cuenca del Salado en Bragado, Carlos Casares y Nueve de Julio, entendiendo que el problema excedía al distrito y sus miradas se están concretando con obras o llamados a licitaciones para que se hagan. En una de esas reuniones asistió como médica a un descompesado intendente desvanecido en una escalera. Fue en Bragado y su par agradecido. No se movio de su lado hasta que fue hospitalizado. Un ejemplo de su rutina, sigue hasta ver los resultados.
También fue a la Ciudad de Buenos Aires a reclamar al Gobierno nacional el uso de maquinarias ociosas de Vialidad. De allí surgió una Mesa de Coordinación Zonal impulsada por Patricia Bullrich, pero las respuestas prometidas quedaron a mitad de camino: los $170 millones anunciados no llegaron tras más de 45 días y varias máquinas se retiraron dejando trabajos inconclusos. De diez equipos, hoy la mitad no está, mientras el parque vial local sigue en talleres.
Aun así, insistió. Este viernes 19 de diciembre logró otro encuentro de cercanía con todos los sectores rurales representados institucionalmente: CARBAP, Sociedad Rural, CONINAGRO y Federación Agraria. Un hecho poco común: unir diferencias históricas detrás de un objetivo común, algo que viene sosteniendo desde el inicio de su gestión. Faltan ahora las respuestas.
Ese es el cambio de época que propone: una mirada global, no segmentada. Trabajo silencioso antes que alarde. Relevar para saber qué se hace, planificar con la Cámara de Comercio y la Sociedad Rural el destino productivo, trabajar el hábitat y promover viviendas autosustentables con ahorro energético, aun sin recursos abundantes, entre otros objeticos de cambio profundo.
Como médica, gobierna con lógica de terapia intensiva. Prioriza, actúa y decide para sacar adelante a un paciente crítico. Las críticas suelen venir desde la observación externa; ella está en el quirófano. Hoy enfrenta ordenanzas importantes —Presupuesto, Fiscal e Impositiva— y la necesidad de ordenar la convivencia vial distrital, incluso frente a resistencias.
No descalifica. No grita. No confronta por confrontar. Pide con firmeza y actúa con transparencia. En tiempos donde el ruido suele reemplazar al contenido, María José Gentile elige otra forma de liderazgo: estar cuando duele, coordinar cuando falta todo y avanzar, aun cansada, mirando la costa para salir del mar de dificultades.


