La localidad de La Niña, ubicada a pocos kilómetros de la ciudad cabecera del distrito de 9 de Julio, celebra este 12 de diciembre 113 años de historia. Su origen, marcado por pioneros valientes, grandes estancias y la llegada del ferrocarril, refleja el esfuerzo de sus habitantes por mantener viva la identidad de un pueblo que, pese a las adversidades, sigue mirando hacia el futuro.
De los primeros pobladores a la fundación del pueblo
La región donde hoy se asienta La Niña fue recorrida en tiempos antiguos por pueblos indígenas nómades, quienes dejaron rastros arqueológicos como herramientas de piedra traídas desde la sierra de la Ventana y Tandil. Así fue contando en ‘Modo Historia’ la investigaora Gloria Tapia en Despertate por Cadena Nueve, Maxima 89.9 y Vision Plus TV como cada miércoles a las 9.30. No existían asentamientos permanentes, pero sí presencia humana que aprovechaba la riqueza natural de la zona.
Los primeros pobladores europeos llegaron tras la Ley de Tierras de 1857, que permitía arrendar tierras fuera de la línea de frontera. Entre ellos se destacó Cándido Ávila, quien estableció un paraje llamado La Virgen, y posteriormente Miguel Terry, un terrateniente prominente.
En el camino hacia la formación del pueblo, la familia Ávila-Isaguirre tuvo un papel clave. El nombre original, La Aurora, surgió de un almacén de ramos generales fundado por la familia, cuyo objetivo era abastecer la zona y servir como punto de encuentro para los viajeros que recorrían el camino hasta el Fortín Comisario. Con el tiempo, el nombre del pueblo cambió a La Niña, inspirado en la denominación de una de las caravelas de Colón, adoptándose oficialmente en la década de 1910, aunque algunas escrituras antiguas aún conservan el nombre original. La fundación formal del pueblo se registró el 12 de diciembre de 1911, fecha que hoy se celebra conmemorando la historia local.
La defensa y la vida en los primeros años
En el siglo XIX, la zona no estuvo exenta de conflictos. La tradición oral menciona la existencia del Fortín Yesca, un pequeño destacamento militar que defendía a los primeros pobladores de los ataques indígenas. En 1877, durante la última gran incursión, falleció uno de los hijos de Cándido Ávila, marcando uno de los episodios más trágicos de la historia temprana del lugar.
Desarrollo económico y desafíos
El crecimiento de La Niña estuvo ligado a la agropecuaria y a la llegada del ferrocarril del Oeste, perteneciente a la Compañía General Buenos Aires, que facilitó el transporte de granos y productos locales. La localidad llegó a contar con más de 2.000 habitantes y se consolidó como un centro productivo de la región.
Una de las industrias más destacadas fue la fábrica de alimentos Mendizábal, conocida por su producto “Shimy”, que alcanzó reconocimiento regional. Sin embargo, las inundaciones frecuentes y la falta de infraestructura adecuada llevaron al cierre de la planta, afectando gravemente la economía local y provocando el éxodo de gran parte de la población. Hoy, la localidad cuenta con alrededor de 450 habitantes, reflejando el impacto de estas dificultades.
El camino fantasma, un proyecto vial que uniría La Niña con la Ruta Nacional 5, es un ejemplo de las obras inconclusas que marcaron la historia del pueblo. Iniciado en los años 60 y 70 con un presupuesto considerable, nunca se completó, quedando tapado por el agua y dificultando la comunicación con los campos y localidades vecinas. Recientemente, la Municipalidad y Vialidad Nacional comenzaron trabajos de rehabilitación, con el objetivo de garantizar la conectividad y fortalecer el desarrollo regional.
Patrimonio y memoria
A pesar de las dificultades, la historia de La Niña sigue viva gracias a la labor de historiadores locales y a la transmisión de la memoria oral. La profesora Gloria Tapia, encargada del programa Modo Historia de Cadena Nueve Máxima 89.9 y Vision Plus TV, destaca el compromiso de los habitantes y su capacidad de lucha: “La gente de La Niña siempre ha sido muy luchadora y ha puesto todo para que la localidad surja y se mantenga a través del tiempo”, señaló.
El aniversario de La Niña es también una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de la infraestructura, la transparencia y la gestión pública, especialmente en proyectos que impactan directamente en la vida de los vecinos y en el futuro de la localidad.
Mirando hacia el futuro
Pese a los desafíos históricos, La Niña mantiene un potencial de desarrollo significativo gracias a la fertilidad de la pampa húmeda, la riqueza agropecuaria y la reciente inversión en obras viales. Se espera que estas mejoras, junto con la identidad y el esfuerzo de sus habitantes, permitan un resurgimiento del pueblo, retomando su rol como un centro productivo y cultural del distrito de 9 de Julio.
La Niña, con 113 años de historia, continúa siendo un ejemplo de resiliencia y de la capacidad de los pueblos pequeños de mantenerse firmes frente a las adversidades, honrando su pasado y construyendo su futuro.



