La Educación se detuvo, por último, en la crisis del petróleo de 1971, durante la desregulación del patrón oro por Nixon.
A tal punto, que no notamos que los instrumentos de conocimiento con los que contamos para la resolución de problemas no están a la altura de los acontecimientos.
Aún no se discute ni se estudia (tampoco los funcionarios de los tres poderes del Estado y menos los educadores; algo que no llega a los periodistas, obviamente) qué pasó en 1989 (se culpa al peronismo, pero no se sabe si así fue, aunque es una solución simple, al estilo del radicalismo, que no exige esfuerzo de estudio alguno: se adhiere, y listo); tampoco qué pasó en 2001 (también se culpa al peronismo, del mismo modo).
Casual y lamentablemente, dos gobiernos radicales: fortalece que sus frutos demuestren que fueron los peronistas.
Sin embargo, sumadas aquellas dos crisis, hoy no se puede culpar al peronismo: exige sentarse a estudiar. Pero, más fácil es gobernar para los medios de comunicación.
Se trata de hablar, de hablar por hablar imponiéndose a los que contraríen esa posición, sin dudas: hablando.
Mientras, las tensiones se expanden como un virus de pandemia que golpea, por ahora, como un tsunami.
Lamentablemente, por más debate que se propusiera o por más soluciones de compromiso que se hallaren, la falta de conocimiento perdura: salvo, que se estudie.
Para colmo, como la Educación, el conocimiento y los intelectuales se dedicaron a presentar su mejor versión de sí, más éxitos personales que consideraron éxitos colectivos, no se cuenta con textos posibles para abordar las problemáticas actuales.
No por nada la escolarización, la educación académica, tanto como el CONICET, padecen de un extravío descomunal, dado que jamás consiguen diagnosticar ningún problema, mucho menos dar con su prognosis y se sorprenden tanto como cualquier hijo de vecino que se dedica a otras actividades que las de ellos.
Es decir, se trata de dar con herramientas novedosas que están utilizando para construir el nuevo paradigma nacionalista y americano.
Mientras, que la Intendente organice el abastecimiento del Partido de 9 de Julio y propugne para que los partidos que limitan con el nuestro hagan lo propio, para que los empresarios, cámaras comerciales, sindicatos y distribuidoras de alimentos, agua potable, medicamentos y electricidad, den sobrevida a los vecinos mientras el Congreso Nacional y la Corte Suprema, hallen la manera de frenar al tsunami que creció demasiado en las costas de la economía de nuestro país.