La presión salarial comienza a desbordar el cepo que quiere imponer el gobierno y, en algunos casos, a las conducciones sindicales que no se lanzan a la lucha. Es lo que ocurre en la UTA, en Alimentación, en el Hospital Garrahan y en cada vez un mayor número de sectores.
La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) se encuentra al filo del paro general en tanto una medida de ese tenor fue desactivada por el gobierno a través de una conciliación obligatoria el pasado 6 de mayo. La normativa que habilita a la Secretaría de Trabajo a inhibir a las organizaciones sindicales a que tomen medidas puede ser dictada solo una vez para el mismo conflicto y con derecho a una prórroga. El sentido de la misma es el de habilitar una negociación exenta de conflicto y, de fondo, desarticular la organización y la acción sindical.
En este caso el recurso vence el próximo miércoles 4 de junio con prórroga incluida y, durante el período de vigencia, las patronales y el gremio no lograron alcanzar acuerdo alguno. El martes se producirán dos negociaciones en serie para cada una de las ramas de la actividad. En primer lugar la rama metalúrgica y, luego, el sector siderúrgico que ha venido siendo la más conflictiva por la intransigencia de las grandes patronales como Ternium, Tenaris y Acindar.
El reclamo de los gremios implica una recuperación de lo perdido hacia atrás en tanto, el último acuerdo alcanzado en noviembre de 2024, incluyó incrementos para los primeros meses de 2025 dentro del marco de la pauta salarial oficial del 1%. Así, los saltos de esos meses que llegaron a rondar el 3% golpearon el salario de uno de los gremios industriales más importantes del país que, a la vez, se encuentra atravesado por conflicto de Tierra del Fuego.