El rol de la madre ante las dificultades cotidianas y las separaciones
La madre, en muchos hogares, ha sido históricamente el núcleo emocional, la figura que escucha, contiene y organiza. Frente a las dificultades diarias —desde la rutina escolar hasta las crisis emocionales de la infancia o adolescencia— muchas veces asume una carga silenciosa y constante, llena de gestos pequeños que sostienen grandes cosas.
En contextos de separación, la madre suele transformarse: se vuelve aún más fuerte, pero también vulnerable. Tiene que ser presencia segura en medio del cambio, y al mismo tiempo construir nuevos equilibrios personales. En familias ensambladas, muchas madres también abren espacio al otro, negocian afectos y se reinventan como referentes, compartiendo roles con nuevas figuras.
El rol del padre en la vida diaria y en la transformación familiar
El rol del padre también se ha resignificado con el tiempo. Ya no es solo el proveedor distante, sino una figura activa, cercana, implicada emocionalmente. Frente a las dificultades cotidianas, cada vez más padres eligen estar presentes, escuchar, acompañar desde el juego, el diálogo y la ternura.
En las separaciones, el padre comprometido lucha por no perder el lazo, por seguir siendo faro aun cuando ya no comparta el mismo techo. En familias ensambladas, hay padres que construyen vínculos nuevos, ejercen paternidades del corazón, y también hombres que aceptan y valoran a quienes comparten la crianza de sus hijos con generosidad y respeto.
Quienes cumplen ambos roles: madres y padres todo en uno
Hay madres que también son padres. Y padres que son, día a día, una madre más. Son quienes lo dan todo sin dividirse, quienes cocinan, enseñan, cuidan, curan, acompañan, sostienen, juegan y consuelan. Su tarea es doble, su entrega inmensa, y su ejemplo deja huella.
El amor como eje, más allá del título
Hoy celebramos a todas las formas de amor que crían. A quienes están de madrugada ante la fiebre, a quienes aplauden el dibujo torcido y el intento valiente, a quienes educan con límites, pero también con ternura. A quienes eligen estar, incluso cuando no es fácil.
Este 1 de junio, más que celebrar un rol, celebramos un acto: el de cuidar. Porque ser madre o padre no es un título biológico, sino una decisión cotidiana, una forma de amar.
Pero por sobre todo, celebremos el AMOR!