El nombre Jorge proviene del griego antiguo, específicamente de la combinación de las palabras geo (γῆ), que significa “tierra”, y ergon (ἔργον), que se traduce como “trabajo”. De esta fusión nace Georgos (Γεώργος), cuyo significado literal es “el hombre que trabaja la tierra” o “el hombre agricultor”.
En la antigua Grecia, este nombre era común entre campesinos y trabajadores del campo, asociado a personas laboriosas, humildes y prácticas. Con el paso del tiempo, estas cualidades simbólicas pasaron a representar también a quienes llevan el nombre: personas sinceras, de espíritu sencillo, que no se andan con rodeos.
El auge del nombre Jorge: entre la fe y la leyenda
Aunque ya era usado en la antigüedad, el nombre Jorge se popularizó ampliamente en Europa durante el siglo XI, en plena época de las Cruzadas. La razón principal fue la difusión de la Leyenda dorada (Legenda aurea), una recopilación medieval de vidas de santos que incluía la impresionante historia de San Jorge.
San Jorge, soldado romano martirizado por no renunciar a su fe cristiana, se convirtió en emblema de valentía y resistencia espiritual. La leyenda que lo retrata enfrentando y venciendo a un temible dragón para salvar a una princesa y convertir a toda una ciudad al cristianismo, consolidó su estatus como héroe y modelo de virtudes caballerescas.
Desde entonces, el nombre Jorge no solo evoca a quienes trabajan la tierra, sino también a quienes luchan por sus principios con valentía y rectitud. Un nombre con raíces profundas, tanto en la tierra como en la historia.
San Jorge es considerado el santo patrono de los soldados, protector contra las enfermedades, las epidemias, lepra, sífilis, serpientes venenosas y otras pestes.
Y en estas horas, donde se tiene presente al papa Francisco se recuerda que su nombre era Jorge (Bergoglio), quien con rectitud, valentía y decisión puso a la Iglesia en el Mundo con puertas abiertas.