Cada 15 de junio se conmemora el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, una fecha instaurada en 2011 por las Naciones Unidas para visibilizar una problemática muchas veces silenciada: las múltiples formas de violencia que sufren las personas mayores en distintos ámbitos de la vida.
En este marco, reafirma su compromiso de reconocer sus derechos y su respeto de la dignidad en todas las etapas de la vida.
Contrario a lo que muchas veces se muestra, el maltrato hacia las personas mayores no se limita a la violencia física. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo define como “un acto o varios actos repetidos que causan daño o sufrimiento, o la omisión de medidas apropiadas para evitarlo, en el marco de una relación de confianza”. Esto incluye no solo el abuso físico, sino también el psicológico, emocional, sexual, económico, el abandono y la desatención, así como el menoscabo de su dignidad y respeto.
En un mundo que envejece rápidamente, esta problemática adquiere una nueva dimensión. La OMS estima que en las próximas décadas, la población mayor de 65 años duplicará a la de niños menores de 5. En Argentina, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 12,5% de la población ya tiene más de 60 años. A medida que aumenta la expectativa de vida, es urgente repensar nuestras políticas, vínculos y representaciones sociales sobre la vejez.
Argentina ha sido pionera en este camino, al aprobar la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores, con rango constitucional. Su artículo 9 garantiza el derecho a la seguridad y a una vida libre de violencia. También cuenta con instituciones como la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) de la Corte Suprema, que sistematiza las denuncias de violencia familiar, incluyendo aquellas contra adultos mayores.
Según el último informe de la OVD publicado en junio de 2024, el maltrato hacia personas mayores aumentó un 9% respecto a 2022 y un 58% en comparación con 2020.
El 75% de las víctimas fueron mujeres, y el grupo más afectado fue el de entre 60 y 74 años. En el 50% de los casos, los agresores eran hijos o hijas, y la violencia psicológica resultó ser la más denunciada, muchas veces dentro del mismo hogar y con una frecuencia diaria o semanal.
Frente a esta realidad, el objetivo de esta fecha es reflexionar sobre el viejismo —la discriminación por edad— y revalorizar las experiencias y los aportes de los mayores, especialmente aquellos que fueron protagonistas o testigos de la última dictadura.
En un tiempo donde se debate el futuro de las personas muy mayores, se busca trabajar por una sociedad intergeneracional, que reconozca en la vejez un tiempo pleno de derechos, participación y dignidad.
Agencia MTR