En diciembre de 1813, el Triunvirato, poder central de las Provincias Unidas, decide nombrar a San Martín mayor general del Ejército del Norte, en reemplazo de Eustoquio Díaz Vélez y lo pone al frente de una expedición que parte a apoyar a aquella fuerza, que viene en retirada a Tucumán tras los desastres de Vilcapugio y Ayohuma.
Pero, poco después, dispone que San Martín directamente reemplace a Belgrano en el comando, función que San Martín se resiste a aceptar.
Encuentro de los jefes
El coronel marcha a su destino. El 17 de enero, ambos jefes se encuentran por primera vez personalmente, aunque mantenían desde 1812 una correspondencia que había generado recíproca estima. El encuentro, según la tradición, fue en la posta de Yatasto, aunque investigaciones más ajustadas aseguran que ocurrió en la cercana Posta de Los Algarrobos.
Como aún no ha llegado a sus manos el despacho que otorga el mando supremo a San Martín, el general Belgrano lo designa segundo jefe. Recién el 29 de enero, el recién venido se hará cargo de la fuerza. Con toda humildad, Belgrano acepta quedar al mando del Regimiento 1, que San Martín le confía.
El 30, San Martín llega con las tropas a la ciudad de San Miguel de Tucumán, donde acampa. Lanza una proclama dirigida a los “valientes tucumanos”.
El mito de La Posta de Yatasto
A principios de 1814, por las postas de El Arenal y del Rosario, pasó en Gral. José de San Martín hacia la hacienda de Yatasto donde se encontró con Belgrano. Antes, el 26 de mayo de 1812, Belgrano se había encontrado aquí con Juan Martín de Pueyrredón quien le entregó el mando del derrotado ejército del Norte. Sin ser posta, entonces, y por estos hechos singulares, la casa de José Vicente Toledo Pimentel en Yatasto se transformó en lugar histórico