Hoy, 22 de octubre, se celebra el día internacional de la tartamudez, una fecha dedicada a promover la comprensión, la empatía y el respeto hacia las personas que viven con este trastorno del habla. La tartamudez, también conocida como disfluencia o espasmofernia, se caracteriza por interrupciones involuntarias en el flujo del habla, acompañadas de tensión muscular en la cara y el cuello, así como de sensaciones de miedo o ansiedad al hablar. La Asociación Internacional de Tartamudos (ISAD) instauró este día en 1998 para mejorar las condiciones de vida de las personas con tartamudez y promover la inclusión y la sensibilización social. El objetivo es eliminar la discriminación y promover oportunidades para aquellos que padecen este trastorno.
La tartamudez afecta a aproximadamente el 1% de los adultos y hasta el 5% de los niños. Se calcula que de cada 5 personas tartamudas, 4 son hombres y 1 mujer. La tartamudez puede tener un componente hereditario (80%) y factores bioneurológicos (20%). Suele manifestarse entre los 2 y 4 años de edad. Para promover una comunicación inclusiva, es importante escuchar con paciencia y sin interrumpir, evitar completar las frases del niño o adulto que tartamudea, crear un ambiente relajado y sin prisas para hablar, y validar sus emociones y evitar minimizar su experiencia.