jueves, junio 19, 2025
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Científicos del Conicet revelan el color original de la bandera argentina: azul de ultramar

El análisis reveló que los extremos superior e inferior eran originalmente de un azul profundo correspondiente al pigmento conocido como azul de ultramar

Los colores de la bandera argentina han sido, durante años, motivo de debate entre historiadores, docentes y ciudadanos. ¿Es blanco y celeste? ¿O blanco y azul? Para zanjar esta discusión, un equipo de científicos del Conicet analizó una de las banderas más antiguas conservadas en el país y concluyó que sus franjas superior e inferior eran de un color específico y contundente: azul de ultramar.

El hallazgo fue realizado por un grupo de investigadores del Centro de Química Inorgánica (Cequinor, Conicet-UNLP) y de la Universidade Federal de Juiz de Fora, de Brasil. El equipo llevó a cabo un análisis espectroscópico y químico sobre hebras de la bandera que se encuentra en el Templo de San Francisco, en Tucumán, la cual, según algunos historiadores, podría ser una de las más antiguas que se conservan en el territorio argentino.

La pieza histórica fue ordenada por Bernabé Aráoz, primer gobernador intendente de Tucumán y síndico del templo en el año 1814. La bandera lleva una inscripción en letras amarillas que reza: “A la Escuela de San Francisco, Tucumán 1814, Donó Bernabé Aráoz”. Este detalle no solo permite datar la bandera, sino también comprender su contexto de producción.

El análisis reveló que los extremos superior e inferior eran originalmente de un azul profundo correspondiente al pigmento conocido como azul de ultramar, una sustancia derivada del lapislázuli, de alto valor en la época. Además, determinaron que la tela era de seda, y que la pintura utilizada para la inscripción incluía crocoita, un mineral compuesto de cromato de plomo.

Carlos Della Védova, investigador superior del Conicet y director del Cequinor, explicó que la bandera ha sufrido un gran deterioro por exposición ambiental: “Hoy es prácticamente incolora, debido al efecto de la luz, la atmósfera de Tucumán y la contaminación generada por la zafra cañera. Todo eso afectó profundamente la conservación de esta reliquia”.

Para reconstruir el color original, los investigadores utilizaron técnicas avanzadas como espectroscopia Raman, fluorescencia de rayos X y análisis químicos. “Exponiendo una hebra al ataque de ácido clorhídrico concentrado, observamos cómo se reducían de forma conjunta todos los componentes del azul de ultramar, confirmando así su presencia”, explicó Della Védova.

Además, el estudio arrojó que la bandera había sido tratada en su totalidad con una sal de estaño, probablemente para protegerla de plagas como las polillas. Este tratamiento coincide con lo relatado por la restauradora Cecilia Barrionuevo, de la Casa Histórica de la Independencia en Tucumán.

Aunque no se trata de la primera bandera izada por Manuel Belgrano a orillas del río Paraná en 1812, el equipo considera que es altamente probable que Bernabé Aráoz haya replicado el diseño original del creador de la enseña nacional, lo que aporta un valor simbólico aún mayor a este hallazgo.

La investigación comenzó casi por casualidad: “El 22 de noviembre de 2013, me animé a hablar con fray Marcos Porta Aguilar, guardián franciscano de la basílica, tras ver publicada en los diarios mi designación como Profesor Extraordinario de la Universidad Nacional de Tucumán. Gracias a su colaboración y la de Cecilia Barrionuevo, accedimos a esta pieza única y comenzamos el trabajo”, relató Della Védova.

Este descubrimiento no solo resuelve una duda histórica sobre el color de la bandera, sino que también pone en valor el aporte de la ciencia a la preservación y comprensión del patrimonio nacional.

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