Como cada jueves a las 9:30, en el programa ‘Despertate’ de Cadena Nueve y Maxima 89.9, el padre Daniel Camagna volvió al aire para compartir una reflexión que, esta vez, se nutrió del testimonio del padre Guillermo Gómez, quien desarrolla una intensa labor misionera en Mozambique. Camagna repasó el sentido más profundo de la misión: “Francisco dijo una vez la vida es misión, y uno primero piensa que es una frase hecha, pero cuando empieza a mirar la vida real, lo entiende: vivir es misionar”.
Explicó que la misión no es solo un acto extraordinario o un viaje a un continente lejano, sino una actitud permanente: “El cristiano misiona con su conducta, con sus palabras en la cola del supermercado, con la manera en que trabaja, decide y se relaciona. Desde dar ánimo hasta elegir actuar con empatía: todo eso es misión”.
El testimonio que llega desde África
El padre Guillermo se encuentra en Mozambique, donde acompaña a una comunidad marcada por la pobreza estructural. Allí impulsó la construcción de pozos de agua y espacios de contención para niños y familias, en un contexto donde incluso conseguir agua requiere caminar varias horas bajo el sol.
La transmisión reciente de la perforación de un pozo emocionó a la comunidad de 9 de Julio: las mujeres y los niños rodeaban la máquina con la ilusión de ver surgir el agua. Pero en una de las últimas excavaciones el agua no apareció, y Camagna destacó la reacción del misionero: “Tuvo que contener la frustración de toda una comunidad y convertirla en esperanza. Manejar la ilusión y la desilusión también es parte de la misión”.
El sacerdote subrayó que la tarea allí es integral: “Desde una camiseta de fútbol para que un chico se sienta parte, hasta un pozo de agua que cambia la vida diaria. Todo es misión, desde lo más simple hasta lo más necesario”.
El obispo Ariel y una presencia que acompaña
Camagna también destacó la presencia del obispo Ariel Torrado Mosconi – titular de la Diocesis de Nueve de Julio-, que viajó a Mozambique para acompañar al padre Guillermo. Explicó que su participación no es protocolar, sino una forma concreta de sostener el trabajo misionero: “Así como un obispo visita a una comunidad de su diócesis, también tiene responsabilidad en las misiones donde su gente trabaja. Es parte de la misión de la Iglesia entera”.
“Antes de criticar la misión ajena, revisemos la propia”
El sacerdote se refirió además a quienes cuestionan que se ayude fuera del país mientras existen necesidades locales. Para Camagna, ese planteo debe conducir primero a una mirada interior: “Antes de opinar sobre lo que el otro hace, preguntémonos: ¿cómo está mi misión? ¿Cumplo mis responsabilidades?”.
Recordó que cada persona tiene talentos y llamados distintos, y que no todos pueden hacer lo mismo: “No todos servimos para todo, pero todos servimos para algo”.
Pequeñas misiones cotidianas
La charla derivó en ejemplos cercanos: una abogada que invita a rezar a sus defendidos, un vecino que impulsó pozos de agua en el Chaco, la historia de una docente que desde la música y la contención marcó la vida de generaciones. Para Camagna, todas son expresiones de la misma lógica: “La salvación cristiana no es solo que el alma llegue al cielo; es rescatar y dignificar a la persona en todos sus aspectos”.
También cuestionó la tendencia a la queja permanente: “Nuestra cultura es muy crítica y quejosa. Y mientras tanto, vemos a comunidades que no tienen nada y sin embargo viven con alegría y esperanza. Eso debería interpelarnos”.
La pregunta que queda abierta
Hacia el final, el padre Camagna dejó planteado un interrogante para abordar en el próximo encuentro: ¿qué significa hoy “poner la otra mejilla”? Y agregó: “Hay quienes lo ven como debilidad o ingenuidad, pero quizá sea un camino para construir paz. Lo dejamos para la próxima”.


